lunes, 20 de agosto de 2018

EL RELIGIOSO DE PERPIÑÁN

En un convento de Perpiñán había un religioso de gran virtud. Una noche le asaltó el príncipe de las tinieblas con todo el furor de que es capaz este espíritu inmundo, del cual la Santa Iglesia ruega al señor libre a sus hijos. El combate se prolongó por toda la noche, dando inquietudes mortales a aquel casto religioso que resistió al enemigo con todas sus fuerzas, sin poder impedirle que volviese al instante a la carga. Así permaneció hasta romper el día, en que con la ayuda de la gracia logró poner en huida al tentador.
Habiéndole ofrecido aquel día salir a la ciudad con el prior del convento, vio venir hacia él un hombre de un aspecto venerable, que le dijo:
- Padre, ¿por qué no se acordó usted de San José en los combates y asaltos tan multiplicados que padeció la noche pasada? ¿Por qué no llamó usted en su ayuda?
El religioso, admirado de que conociesen tan perfectamente lo que había pasado en el secreto de su alma, se turbó al principio, después quiso responder; pero el que le había preguntado desapareció, quedando él persuadido de que aquel personaje no era otro que el glorioso San José, que quiere que le invoquen y pongan en él su confianza, sobre todo en ocasiones peligrosas para aquella virtud de que él fue tan amante.

María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
Dios te salve, José, lleno eres de gracias, el Señor es contigo; bendito eres entre todos los hombres; y bendito es Jesús, fruto del vientre de tu esposa. San José, padre nutricio de Jesús y esposo de la bienaventurada Virgen María, ruega por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario