Oh, Señor, que por intercesión de los Santos Mártires Inocentes, los líderes electos que gobiernan este mundo lleguen a reconocer la humanidad de cada niño en el vientre de su madre y promulguen leyes y políticas en su defensa. Te rogamos, Señor, que escuches nuestra oración.
Cuando veamos un alma que anuncia el aborto como un acto bueno sabremos que en ella reina el demonio y que está en peligro de muerte eterna. ¡Ay de nosotros si consentimos con ese miserable y mortal pecado! No osemos ocupar el lugar de Dios y no permitamos que ningún hombre lo haga. No seamos cómplices de este crimen maldito por culpa de nuestro silencio o de nuestra tibieza.
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