miércoles, 19 de septiembre de 2018

SÚBETE A LA CARRETILLA

Un joven acróbata tendió una cuerda sobre el vacío y antes de subirse en ella miró a los curiosos que observaban atónitos:
- ¿Creen ustedes que puedo caminar sobre la cuerda sin caerme?
- ¡Sííí! -gritaron todos.
El acróbata anduvo por la cuerda a una altura que daba vértigo de solo verlo y fue muy aplaudido y ovacionado por todos.
- Ahora pasaré, pero empujaré una carretilla sobre la cuerda. Necesito, más que nunca, que crean y confíen en mí.
La multitud guardaba un tenso silencio. Nadie se atrevía a creer que esto fuera posible.
- Basta que una sola persona confíe en mí y lo haré -afirmó el equilibrista.
Entonces uno de los que estaba atrás gritó:
- Sí, sí, yo creo en ti; tú puedes. Yo confío en ti.
El equilibrista, para certificar su confianza, lo retó:
- Si de veras confías en mí, vente conmigo y súbete a la carretilla...
El que decía que creía en él se quedó pálido y se negó a hacerlo.
Creer... y no subirse, este es el problema de muchos.
¿De qué sirve la fe si uno no acude a Jesucristo y le confía su vida?
Todos los que han dado ese paso de fe pueden testificar que Él da la paz interior, una paz que desconocíamos hasta entonces.
En la práctica, ¿cómo se da este paso de fe? Orando al Señor Jesús y entregándole toda nuestra vida.
Él murió por nosotros en la cruz. Agradezcámosle lo que hizo para nuestra salvación ante Dios.

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