domingo, 9 de septiembre de 2018

MODO DE HONRAR AL SANTO DEL MES

En algunas familias cristianas hay la costumbre de poner en una bandeja los nombres de los Santos que se celebran en el mes siguiente, escritos en tarjetitas, indicando la virtud especial que los distinguieron, la intención que se ha de tener en las oraciones y una sentencia de algún Santo, v.g. San Fernando, Rey de España, 30 de mayo: Servir a Dios es reinar, ayudar a que otros le sirvan es dilatar su santo Reino. ¡Mira qué empleo tan glorioso para un cristiano! San Bernardo: Celo de la honra y servicio de Dios. Por la conversión de los infieles. Y cada uno tiene por protector al Santo que le cae en suerte.

1º Antes de que se repartan las tarjetitas el último día de cada mes, digamos esta corta oración:
Desígname, Señor, el Santo que desde la eternidad me has señalado para este mes, último acaso de mi vida, para que sea mi especial abogado para contigo, me proteja de todo mal y me asista a la hora de mi muerte.

2º Recibida la tarjetita, leamos, si se puede, la vida del Santo; pero de todos modos notemos bien la virtud especial en la que, según indica la tarjeta, se distinguió el Santo, y la intención que, según la misma, debe tenerse durante el mes. Luego se pondrá la tarjeta junto al Crucifijo, en el devocionario o en otra parte donde fácilmente se pueda ver, para recordar la virtud y la intención en ella especificadas.

3º El día en que se celebre la fiesta del Santo, procuremos hacer algún obsequio particular en su honor, como comulgar, hacer algún sacrificio, etc.

4º Cada día, en una hora señalada, o cuando se pueda, honremos al santo con los títulos siguientes:

Oh San .......,
huésped para este mes,
amigo para la eternidad,
predicador de la verdad,
celador de la perfección,
que procuras mi salvación,
que me mandas ser virtuoso,
que iluminas el entendimiento,
que inflamas el corazón,
patrono poderoso,
padre amante,
pastor vigilante,
que excitas al trabajo,
que moderas la lengua para hablar,
que hablas en el silencio,
luz que iluminas para bien obrar,
capitán que incitas a la pelea,
consejero en las dificultades,
que confortas en la pusilanimidad y en el abatimiento,
que consuelas en la amargura,
que reprendes las faltas,
que ayudas en las caídas para dejar el pecado,
defensor contra el enemigo,
mediador para con Dios,
que ruegas por el perdón de la culpa,
que intercedes para alcanzar la gracia,
modelo y ejemplar de esta peregrinación,
protector en la agonía,
compañero en la gloria.

                                          ORACIÓN

Oh San ......., yo, miserable pecador, confiado en tus merecimientos, vengo a ti con todo mi corazón y afecto a suplicarte humildemente que seas para conmigo patrono y abogado, y de este modo logre yo ejercitar fielmente y conservar con firmeza la virtud ......., que a ejemplo tuyo me he propuesto alcanzar en este mes, a mayor gloria de Dios y honra de tu nombre, y conseguir la intención ......., 
que especialmente me ha sido señalada.
    

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