Señor Dios, que sacaste a santa Rosalía virgen de entre los regalos y delicias del mundo y la colocaste en la soledad de los montes, concédenos propicio que por sus méritos y patrocinio troquemos el efecto de las cosas terrenas en amor de las celestiales, y que por tu misericordia seamos libres de los azotes de tu ira. Por Jesucristo, nuestro Señor, Hijo tuyo, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
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