Columba pertenecía a una noble familia pagana de España, que vivió en el siglo III; para escapar del culto a los dioses abandonó la familia y se fue a la Galia, primero a Vienne, donde recibió el bautismo, y a continuación a Sens. Parece que su verdadero nombre era Eporita, pero que fue llamada Columba (Paloma) por su inocencia. En Sens fue arrestada como cristiana a causa de la persecución en todo el Imperio Romano. Encontrándose en la ciudad el emperador Aureliano Lucio Domicio (270-275), fue llevada ante él, quien en su intento de hacerla renunciar a la virginidad cristiana llegaría a proponerle matrimonio con su propio hijo. Pero entonces, irritado por su negativa, ordenó encerrarla en el anfiteatro, en una «celda meretricia», pero cuando se presentó un joven para abusar de ella, un oso del anfiteatro intervino para protegerla, dando al hombre a la fuga. Dado que ninguno de los soldados quería intervenir más, Aureliano enfurecido ordenó que tanto la virgen como el oso fuesen quemados vivos, pero una nube de África trajo una providencial lluvia que apagó el fuego ya preparado, mientras que el oso escapó campo a través. El emperador, obstinado, condenó ahora a Columba a la decapitación, después de un último intento de hacerle cambiar su fe. La niña, de solo dieciséis años, fue martirizada en un bosque cercano, no lejos de Sens. Donde cayó su sangre, creció un arroyo. Fue sepultada por un hombre que había recuperado la vista invocando su intercesión. Todo esto se cuenta como sucedido en la segunda mitad del siglo III, entre los años 270 y 275, en referencia al emperador Aureliano, que se encontraba en Sens para sus guerras en la Galia.
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