El origen de la imagen de Nuestra Señora de Aránzazu se remonta al siglo XV, esto fue el 11 de junio de 1469 en un lugar oscuro de las montañas de Aloña, provincia de Guipúzcoa situada en el extremo norte de España. Un joven pastor, llamado Rodrigo de Baltzategui, hijo de un carpintero de la cercana localidad de Oñate, subió a la montaña un sábado al mediodía en busca de su rebaño de cabras. Inesperadamente, le pareció ver una visión de una bella dama con un niño en sus brazos. Se acercó temblando al visitante celestial. La aparición le habló: "Hijo mío, ve a decirle a tu padre que me construya en este lugar un pequeño santuario de cinco tablas finas y siete tejas. Llamarás a esto un santuario, te aseguro que será famoso con el tiempo, que un gran número de mis hijos vendrán aquí para honrarme con cantos de alabanza y asistir a las santas Misas".
Después, Rodrigo oyó el sonido de la campana aunque no había nadie alrededor y para su sorpresa descubrió una pequeña imagen de piedra de una Virgen sentada sosteniendo un orbe en su mano derecha con su Hijo encima de un tronco de espino curvado. Se arrodilló ante él, recitó el Ave María y otras oraciones que conocía, y más tarde, con gran reverencia, cubrió la santa imagen con ramas y otras cosas sobre las que podía poner sus manos. Y como estaba oscureciendo, trajo su rebaño a casa.
El joven transmitió el mensaje a su padre y a los demás habitantes de Oñate. Era verano y había una grave sequía en la tierra. La gente se preparaba para hacer una procesión penitencial para pedir la lluvia. Rodrigo se acercó al encargado y les contó la petición de la Virgen, con una fe elocuente en el milagro.
Les advirtió que a menos que construyan el refugio para la imagen en las montañas, sus oraciones no serán contestadas. Insistió en ello con tanta fe que la gente empezó a tener curiosidad y los emocionados vecinos de Oñate decidieron subir a la montaña, guiados por Rodrigo. El clero y las autoridades civiles del lugar no pusieron ninguna objeción a la voluntad popular del pueblo curioso.
Al llegar al lugar, encontraron la imagen descansando sobre las enredadas ramas espinosas del espino y el cencerro que cuelgan a los pies de la pequeña imagen. La imagen tenía un rostro serenamente dulce y de aspecto majestuoso. El cencerro era una antigua campana cuadrilateral de bronce. La gente estaba asombrada y creyó lo que vio. Todos se postraron e hicieron un homenaje a la imagen y después volvieron a difundir la noticia del milagro.
Debido a las inusuales circunstancias relacionadas con su descubrimiento, la imagen fue conocida bajo muchos nombres, a saber: Nuestra Señora del Espino, Nuestra Señora de Askartza (nombre local del lugar de la aparición) y Nuestra Señora de la Campana. Pero debido a la petición de la señora, ha sido llamada y coronada hasta el día de hoy como Nuestra Señora de Aránzazu.
ORACIÓN A LA VIRGEN DE ARÁNZAZU
Oh Padre Todopoderoso y Eterno, a través de los impulsos del Espíritu Santo, Tú consideras digno que la Virgen María se aparezca en las montañas de Alonia, en Oñate (España), y sea revelada como Nuestra Señora de Aránzazu. En su insondable sabiduría y gran decisión, Tú le permititiste ser conocida por la Nación Filipina y convertirse en la Patrona de la ciudad de San Mateo en las Filipinas.
Te alabamos y te agradecemos por entronizarla como la Santísima Virgen de San Mateo. Nuestra Madre y Reina, nuestra Mediadora de tu Hijo Jesús, Ella ha sido elegida para otorgar las bendiciones y gracias necesarias para nuestra vida. Que podamos experimentar más y más su generosidad y amor al conceder esta petición (mencione su petición).
Confiamos en que a través de sus oraciones podamos ser dignos de recibir nuestra petición, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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