Nuestra Señora de las Lajas, con la confianza más grande y con el amor más puro nos dirigimos a Ti, sabiendo que en el calor de tu abrazo el afligido encuentra consuelo, el desvalido encuentra auxilio, el enfermo encuentra el remedio, el pobre recobra la esperanza y perdón el pecador.
Sabemos que a todos nos escuchas y que quieres acompañarnos, ayúdanos mientras peregrinamos por la Tierra.
Atiende nuestras súplicas, que surgen desde el fondo de nuestros corazones y alcánzanos de tu Divino Hijo las gracias y bendiciones para llevar una buena vida y obtener una santa muerte.
Dulce Madre nuestra, guárdanos de los peligros, asístenos en las tribulaciones, socórrenos en las necesidades, bendícenos y ayúdanos en esta vida. Alcánzanos la gracia de poder cantar las alabanzas y dar gloria a Dios en el cielo. Amén.
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