martes, 19 de septiembre de 2023

MEDITACIÓN MARTES XXIV TIEMPO ORDINARIO A (P. Damián Ramírez)


Texto del Evangelio (Lc 7, 11-17): En aquel tiempo, Jesús se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con Él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores». Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y Él dijo: «Joven, a ti te digo: levántate». El muerto se incorporó y se puso a hablar, y Él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». Y lo que se decía de Él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina. 



"A ti te lo digo, levántate" (Lc 7, 11-17)  

Señor Jesús, una mañana más escucho clara e inconfundible tu voz y siento que me susurras al oído ese "levántate" que habla de vida y de posibilidades, de volver a comenzar y de transformar la oscuridad en luz.  

Señor Jesús, confiado en tu Gracia y en tu Palabra, te digo: 

- De mi fe cómoda y acomodada, levántame 

- De mis continuos lamentos sobre cómo va todo, levántame 

- De mi pensar que para arreglar el mundo ya están los otros, levántame 

- De mi esperanza soportada en cualquier cosa pasajera, levántame 

- De mi falta de compasión y de mi ausencia de caridad, levántame 

- De mi tristeza por cuestiones superficiales, levántame 

- De mi dejar pasar oportunidades para ser bueno y hacer el bien, levántame 

- De mi ausencia de misericordia y de lo que me cuesta pedir perdón, levántame 

- De mis huidas hacia adelante y de mis caídas al retroceder por no querer afrontar con verdad lo que acontece, levántame 

- De mis tibios gestos hacia los más pobres y de mi indiferencia hacia los más vulnerables, levántame
 
- De mis sorderas y mis cegueras, esas que me hacen vivir como si nada de lo que ocurre fuera de mí tuviera que ver conmigo, levántame 

- De mi raquítica respuesta a tu voluntad y de mis peticiones sin fin, levántame 

- De mi autoridad ejercida como poder y con superioridad, levántame 

- De mi amor interesado y de mi falta de compromiso en el servir, levántame.  

Señor Jesús, como ves necesito que hoy me dirijas tu palabra y me digas con cariño y sin reproches, como tú haces, "levántate". 

Así te lo pido. Así sea.




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