Padre Bueno, tú pusiste en el corazón de la bienaventurada Dina Bélanger el deseo ardiente de ofrecerte las riquezas infinitas del Corazón de Jesús en la Eucaristía en favor de la humanidad y, como María, vivir íntimamente unida a Cristo su único amor. Haz que también nosotros encontremos nuestra alegría en el cumplimiento fiel de tu querer. Y ya que le revelaste tu inmenso deseo de extender en el mundo la abundancia de tus gracias, escucha, para mayor gloria tuya, la súplica que confiamos a su intercesión. Amén.
(Pedir la gracia deseada)
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