¡Buenos días!
Amanece el Día del Señor y con aspecto otoñal nos disponemos a celebrar la Eucaristía (11:00 y 19:00) en la que ojalá nosotros no "nos ajustemos a los criterios de este mundo", no "pensemos como los hombres", sino que unamos fielmente nuestra vida a Cristo, como nos recordarán las lecturas que se proclamen.
Con nuestras fuerzas, es imposible... Unidos a Cristo, ¡todo es posible!
¡BUEN Y BENDECIDO DOMINGO!
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Texto del Evangelio (Mt 16,21-27): En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios».
Entonces dijo a los discípulos: «El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta».
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