Texto del Evangelio (Lc 6, 6-11): Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero Él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ponte ahí en medio». Él, levantándose, se puso allí. Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla». Y mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano». Él lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.
"Levántate y ponte ahí en medio" (Lc 6, 6-11)
Señor Jesús, buenos días. Aquí estoy, una mañana más, haciendo un hueco, antes de ponerme a hacer mil cosas, para ponerme en tu presencia y dejar que tu Evangelio ilumine mis pasos. Hoy siento que esas palabras tuyas a aquel hombre con la mano paralizada me las diriges a mí.
Señor Jesús, por eso en esta mañana te presento todas mis parálisis: mis indiferencias, mis descuidos, mi falta de voluntad, mi no querer saber de algunas personas y de algunas cuestiones, mis faltas, mi falta de compasión y la ausencia de ternura cuando esta es necesaria… Tú que puedes sanar estas parálisis, sáname y haz que se conviertan en posibilidad para cambiar.
Señor Jesús, también tengo otras parálisis que no me dejan ni crecer ni ser lo que estoy llamado a ser: mi falta de sensibilidad, mi bienestar excluyente, mis cegueras, mis mentiras interesadas, mis intereses que anulan mis principios, mis prejuicios y mis murmuraciones. Tú que puedes sanar estas parálisis, sáname y haz que se conviertan en posibilidad para vivir plenamente feliz, a tu estilo.
Señor Jesús, gracias por este nuevo día. Renuévame por dentro. Y que nada ni nadie me detenga a hacer tu santa voluntad.
Así te lo pido. Así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario