Nos has lanzado, oh Juan, hasta su seno,
teólogo de alas extendidas,
y allí, en la Trinidad, nos has dejado,
mirando al Verbo Carne, que venía:
Dios es amor.
Al Verbo contemplaste, arrebatado,
de amor fue tu pensar y disciplina,
y viste que es Jesús su dulce nombre,
el Hijo carne y Dios Eucaristía:
Dios es amor.
Jesús es la razón y el centro ardiente
que el corazón del Padre conmovía;
y para amarse Dios a Sí en hombre,
a su Hijo Dios, como Hombre nos envía:
Dios es amor.
Por eso fue María inmaculada,
belleza de su Hijo, la Purísima,
honor de nuestra raza, preservada,
oh Juan sutil y audaz al describirla:
Dios es amor.
¡Océano de toda perfección,
oh Dios amor, que brillas y unificas
a ti, oh Trinidad, los corazones,
a ti la adoración de tu familia!:
¡Dios es amor! Amén.
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