jueves, 7 de noviembre de 2024

JUEVES XXXI T.O. B


Buenos días. La Iglesia nos propone meditar sobre la misericordia. Cristo en el evangelio acoge a publicanos y pecadores, se alegra de que lo busquen. Y nos hace comprender que necesitamos a Dios para llegar a la salvación que nosotros solos no podemos; es la experiencia que cuenta san Pablo, como judío es tan judío como cualquiera, pero sin embargo la salvación le llega por Cristo, por seguir su camino y vivir como Él. Seamos buenos y acojamos la esperanza de vida eterna que nos ha regalado Dios.



Texto del Evangelio (Lc 15, 1-10): En aquel tiempo, todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos».

Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.

O, ¿qué mujer que tiene diez monedas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la moneda que había perdido’. Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».




"¡Alegraos conmigo!" (Lc 15, 1-10)

Señor Jesús, haznos mujeres y hombres alegres. Alegres por lo que somos y sabemos, por lo caminado y lo vivido, por lo que esperamos y lo que anhelamos desde lo más profundo del corazón. Haznos profundamente alegres.

Señor Jesús, danos la capacidad de alegrarnos con los demás, con sus éxitos y proyectos, con sus pequeños pasos y sus logros cotidianos. Haz que nos alegremos con la alegría ajena y que seamos motivo de verdadera alegría para todos los que nos rodean.

Señor Jesús, haz que nuestra alegría vaya mucho más allá de las risas y los buenos momentos. Fundamenta Tú nuestra alegría, sé Tú motivo y horizonte de la misma. Que nuestra alegría lo sea contigo. Que vivamos nuestro ser discípulos desde la alegría del Evangelio. Esa que no se disipa con las pruebas ni con las dificultades cotidianas. Danos tu alegría, la que se renueva cada mañana y se multiplica cuando se comparte.

Señor Jesús, haznos buena nueva para todos y motivo de alegría para aquellos con los que hoy nos encontremos. Que en lo pequeño y sencillo nos alegremos siempre más y más. 

Así te lo pido. Así sea.












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