jueves, 4 de diciembre de 2025

JUEVES PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO A



Buenos días. Es jueves y rezamos por las vocaciones. Y las lecturas hoy nos muestran dónde deberíamos poner nuestra confianza. Cristo pone el ejemplo de la casa sobre roca o sobre arena. Y es que la vida edificada sobre un cimiento firme es más estable, creer en Dios es mucho más que decir: Señor, Señor; es ser coherente y seguir el modelo que Jesús nos propone. Quien construye su vida según su ejemplo, vive feliz. Seamos buenos y confiemos en Dios, que es la Roca que nos salva.



1ª Lectura (Is 26, 1-6): Aquel día, se cantará este canto en la tierra de Judá: «Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes. Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti. Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua. Doblegó a los habitantes de la altura, a la ciudad elevada; la abatirá, la abatirá hasta el suelo, hasta tocar el polvo. La pisarán los pies, los pies del oprimido, los pasos de los pobres».


Salmo responsorial: 117

R/. Bendito el que viene en nombre del Señor.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes.

Abridme las puertas de la salvación, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mí salvación.

Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, Él nos ilumina.


Versículo antes del Evangelio (Is 55, 6): Aleluya. Buscad al Señor mientras lo podáis encontrar, invocadlo mientras está cerca. Aleluya.



Texto del Evangelio (Mt 7, 21.24-27): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».

 










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