Gloria al ser abnegado que cuida
con amor de la patria,¡salud!
Al que pone la luz de la vida
en el alma de la juventud.
En sus manos no luce y destella
ni la espada marcial ni el cañón
sino el libro, la bíblica estrella
que conduce hacia la redención.
El combate que mancha la tierra
no es el teatro de su heroicidad;
es la escuela su campo de guerra,
y su espada mejor, la verdad.
El error, enemigo siniestro,
va borrando su denso capuz,
cuando pasa triunfante el maestro
esparciendo torrentes de luz.
Gloria al ser abnegado que cuida
con amor de la patria,¡salud!
Al que pone la luz de la vida
en el alma de la juventud.
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