sábado, 18 de marzo de 2017

ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA DE SAN PEDRO DAMIÁN

¡Oh Santísima Virgen!, socorred a aquellos que imploran vuestra asistencia; volveos a nosotros, oh clementísima Madre. ¿Podréis por ventura olvidaros de los hombres porque sois Madre de Dios? Ah, no ciertamente. Vos ya sabéis los peligros en que vivimos y el estado miserable en que se hallan vuestros siervos. No, no conviene a una misericordia tan grande como la vuestra olvidarse de una miseria tan grande como la nuestra; reprimid con vuestro poder el furor de nuestros enemigos. Si Vos nos ayudáis con eficacia, jamás prevalecerán contra nosotros, porque aquel Señor, que es omnipotente, os ha hecho poderosísima en el cielo y en la tierra; y cuanto más poderosa sois, tanto más misericordiosa sois.
¡Oh Madre de Dios!, ya sé que sois toda benigna, y que nos amáis con un amor sumamente compasivo. ¿Cuántas veces aplacáis la ira de nuestro Juez, haciendo que suspenda los castigos que merecemos? Todos los tesoros de la misericordia de Dios están en vuestras manos. ¡Ay, Señora mía! Vos que no perdéis ocasión de salvar a los miserables, que arrepentidos recurren a Vos, y de hacerlos participantes de vuestra gloria, nunca dejéis de favorecernos en el cielo, pues la mayor gloria que podemos tener, después de la vista y posesión de Dios, es la de veros y amaros, y de estarnos debajo de vuestra dulce protección. Oid, Señora, ahora nuestras súplicas, ya que vuestro Hijo quiere honraros, no negándoos cosa alguna de cuantas le pidierais.

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