"Tomó la decisión de ir a Jerusalén" (Lc 9,51-56)
Señor Jesús, cada vez que leo este Evangelio, pienso cómo viviste todo aquello, qué pensamientos tuviste, qué dudas te asaltaron, qué miedos te invadieron. Y, lo más importante, qué fe tan grande la tuya. Pero a pesar de todo y de Ti, tomaste la decisión de ir a Jerusalén.
Señor Jesús, también yo quiero hoy tomar la decisión de ir a Jerusalén. Me gustaría salir a la calle y dar testimonio de lo que soy y de lo que creo. Me gustaría poder enfrentarme a mis cobardías y a mis miedos. Me gustaría decirte sí, tomar mi cruz y seguirte adonde quiera que vayas… Y para todo eso te necesito. Necesito que acompañes mi jornada y renueves en mí las razones para querer lo que Tú quieras.
Señor Jesús, déjame ir contigo a Jerusalén. Déjame poner hoy mis pies en la senda en la que quieres que yo esté. Déjame poner mi mirada allí donde quieres que fije mis ojos y hazme ver con claridad. Abraza mis debilidades y sana mis heridas. Bendice esta jornada y hazme en medio de lo cotidiano una persona entregada y caminante.
Así te lo pido. Así sea.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,51-56
Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.
Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron:
«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».
Él se volvió y les regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario