Oh querido Jesús, me postro delante de Ti, cansado, enfermo, con dolor y con anhelo de oír tu voz. Déjame ser tocado por tu divina Presencia, para que sea inundado por tu divina Luz a través de mi mente, cuerpo y alma. Yo confío en tu Misericordia. Entrego mi dolor y sufrimiento completamente delante de Ti y pido que Tú me des la gracia de confiar en Ti, para que puedas curarme de este dolor y oscuridad, para que yo pueda llegar a estar completo de nuevo y así pueda seguir el camino de la Verdad y permitirte que me conduzcas a la vida en el Paraíso. Amén.
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