sábado, 17 de septiembre de 2022

MEDITACIÓN SÁBADO XXIV TIEMPO ORDINARIO C (P. Damián Ramírez)


Lectura del santo evangelio según san Lucas 8, 4-15

En aquel tiempo, habiéndose reunido una gran muchedumbre y gente que salía de toda la ciudad, dijo Jesús en parábola:
«Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, y, después de brotar, se secó por falta de humedad. Otra parte cayó entre abrojos, y los abrojos, creciendo al mismo tiempo, la ahogaron. Y otra parte cayó en tierra buena, y, después de brotar, dio fruto al ciento por uno».
Dicho esto, exclamó:
«El que tenga oídos para oír, que oiga».
Entonces le preguntaron los discípulos qué significaba esa parábola.
Él dijo:
«A vosotros se os ha otorgado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás, en parábolas, “para que viendo no vean y oyendo no entiendan”.
El sentido de la parábola es este: la semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al oír, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre abrojos son los que han oído, pero, dejándose llevar por los afanes, riquezas y placeres de la vida, se quedan sofocados y no llegan a dar fruto maduro. Lo de la tierra buena son los que escuchan la palabra con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia».




 









¡QUIERO SER COMO TÚ, MARÍA!


Alegre, para que los que viven junto a mí sean más felices.
Prudente, para que  mis palabras no causen heridas.
Orante, para escuchar la voz del Señor.
Sencillo, para no dejarme engañar por el escaparate de la sociedad.
Valiente, para no acobardarme ante las dificultades.
Con las manos abiertas, para dar aquello que otros necesiten.
Afable, para tratar a los demás con respeto y cariño.
Limpio, para no juzgar por las apariencias.
Con esperanza, para huir del pesimismo.
Oyente, para conducirme por la Palabra de Dios.

Te ofrezco, María, mi debilidad. Intercede Tú para ser transformado en algo agradable a Dios. Amén.

Dios te Salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario