Oh Dios, que diste a la beata Emilia la gracia de buscarte solamente a Ti, dejando de lado las cosas de este mundo, concédenos por sus méritos y siguiendo su ejemplo que, negándonos a nosotros mismos, te amemos con corazón agradecido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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