Oh Dios, que con solicitud nos diste al beato Santiago para que tu pueblo viviera más intensamente el misterio de la salvación, concédenos, por sus méritos y ejemplo, conocer a tu Hijo de tal manera que podamos manifestarlo plenamente con nuestra propia vida. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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