domingo, 17 de abril de 2022

MEDITACIÓN DOMINGO DE RESURRECCIÓN (P. Damián Ramírez)

 Amanece el día más radiante y feliz por el que cobra sentido nuestra fe y práctica cristiana. 

… Cuentan que en cierta ocasión le preguntaron a la barra de acero si era la más fuerte de todo el mundo. 

Y dijo NO, el más fuerte es el fuego porque él me derrite.

Le preguntaron al fuego que si era el más fuerte de todo el mundo y dijo: 

NO, es el agua porque a mí me apaga.

Entonces le preguntaron al agua, ¿entonces tú eres la más fuerte del mundo? y dijo NO, es el sol porque cuando me toca, me evapora.

Entonces le preguntaron al sol, ¿sol tú eres el más fuerte de todo el mundo? y dijo NO, la más fuerte es la nube porque cuando se pone frente a mí, apaga mi calor.

Fueron y le preguntaron a la nube, ¿tú eres la más fuerte de todo el mundo? 

NO, la más fuerte es la montaña, respondió, porque cuando me enfrento a ella, me puede partir en dos.

Fueron entonces con la montaña, ¿montaña tú eres la más fuerte de todo el mundo? y la montaña dijo NO, el más fuerte es el hombre, porque él puede escalar, llegar a mi cima y conquistarme y si quisiera con sus herramientas , con su maquinaria puede convertirme en nada.

Fueron entonces al hombre y le preguntaron si él era el más fuerte de todo el mundo y el hombre respondió NO, la más fuerte es la muerte porque ella tiene la potestad de quitar mi vida y aun la  vida de cualquier persona.

Fueron con la muerte entonces y la vieron sentada en su gran trono y con un poco de respeto la preguntaron, ¿muerte, acaso tú eres la más fuerte de todo el mundo? 

La muerte se sorprendió, se entristeció y respondió: 

… Por mucho tiempo fui la más fuerte pero hace poco más de dos mil años llegó un hombre al que le quité la vida pero al tercer día RESUCITÓ y fue así como me venció.

Ese es el más fuerte de todo el mundo, su nombre es JESÚS.

Tengamos la certeza de creer, seguir y transmitir a Aquel que es más fuerte que la misma muerte. 

¡Feliz Pascua de Resurrección!


Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

 




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