Jesús, Dios mío, en Ti deposito toda mi confianza; Tú sabes todo, Padre y Señor del universo; eres el Rey de Reyes, Tú que hiciste al paralítico caminar, al muerto vivir, al leproso sanar; Tú que ves mis angustias y mis lágrimas, bien sabes, divino amigo mío, cómo necesito alcanzar esta gracia (se pide la gracia con fe).
Mi conversación contigo se llena de ánimo y alegría para vivir. Solo de Ti espero con fe y confianza... (se pide nuevamente la gracia con fe).
De rodillas te lo pido y te doy las gracias porque sé que vas a escuchar mi súplica. Y espero que otras personas que te necesitan en este momento aprendan a tener confianza en tu Divina Misericordia.
Ilumina mis pasos así como el sol ilumina todos los días el amanecer y atestigua nuestra conversación. Amén.
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