Oh hermosas y divinas santas mártires Ágape, Quionia e Irene, sois espejos que resplandecen con un brillo virginal inmaculado; y brillaréis como un rayo sobre toda la Iglesia con el esplendor de vuestra contienda como valientes mártires. Vosotras que ahuyentáis las tinieblas del dolor y la enfermedad como brillantes gemas de Cristo Dios, hacednos fuertes en nuestra fe y firmes defensores de ella, siguiendo vuestro ejemplo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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