Padre bueno, concédenos el espíritu de humildad y amor con el que la beata Ángela se ofreció a sí misma como sacrificio vivo y santo agradable a tus ojos, y haz que, por su intercesión, progresemos en la novedad de la vida evangélica, para conformarnos así a Cristo, tu Hijo, que vive y reina contigo. Amén.
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