¡Perpetua! ¡Felicidad! ¡A vosotras nos encomendamos!
Santas que nos enseñáis la pureza de la amistad, la sencillez de la fe que hace hermanos en la fe, a los patrones con los empleados, a los ricos y a los pobres, a los sencillos y a los preparados, a los jóvenes y a los viejos, a los que tendrían que estar lejos en la lógica del mundo y a los que se reúnen en torno al amor al Señor Jesús. Os pedimos vuestra intercesión. Enseñadnos a vivir en este espíritu de comunión.
Movidas por el amor a Dios, vencisteis los tormentos y la muerte y superasteis la furia del perseguidor, concedednos, por vuestra intercesión, crecer siempre en ese mismo amor divino, en esa constancia para no dejarnos vencer por el demonio.
Por la intercesión de estas luminosas santas, todo esto te lo pedimos, Dios Padre, por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina en unidad, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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