Buenos días. En este 5º martes de Cuaresma la Palabra de Dios nos muestra que el hombre muere por su pecado, pero aquel que confía en Dios y cree en Él (que fue levantado en la cruz para el perdón de los pecados) quedará curado por la gracia de Dios. Nos cuesta mucho entender la muerte porque Dios está escondido en este misterio y no somos capaces de ver que Dios no quiere la muerte; por eso la cruz se ha convertido en signo de amor y esperanza. Seamos buenos y confiemos en Dios, que se ha fijado desde el cielo en el grito de los cautivos y libra a los condenados a muerte.
1ª Lectura (Núm 21, 4-9): En aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edón. El pueblo se cansó de caminar y habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náuseas ese pan sin sustancia». El Señor envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, que los mordían, y murieron muchos de Israel. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes». Moisés rezó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió: «Haz una serpiente abrasadora y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla». Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida.
Salmo responsorial: 101
R/. Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.
Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti; no me escondas tu rostro el día de la desgracia. Inclina tu oído hacia mí; cuando te invoco, escúchame enseguida.
Los gentiles temerán tu nombre, los reyes del mundo, tu gloria. Cuando el Señor reconstruya Sión y aparezca en su gloria, y se vuelva a las súplicas de los indefensos, y no desprecie sus peticiones.
Quede esto escrito para la generación futura, y el pueblo que será creado alabará al Señor. Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra, para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte.
Versículo antes del Evangelio: La semilla es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo; todo el que lo encuentra, permanecerá para siempre.
"Muchos creyeron en él" (Jn 8, 21-30)
Señor Jesús, muchos creemos en Ti. Nos gusta tu forma de mirar de modo diferente las cosas, las circunstancias y a las personas. Nos agrada tu manera de conmoverte por los otros, de amar con todo el corazón, sin excusas ni condiciones. Nos encanta verte siempre en camino, encontrándote con la gente, escuchando a cada persona en su situación y necesidad, en su alabanza y acción de gracias. Somos afortunados porque siempre estás cerca, siempre, aunque a veces pensemos que nos dejas solos.
Señor Jesús, muchos creemos en Ti. Nos alegra verte poniendo a los más pequeños como ejemplo de habitantes preferidos en el Reino de Dios, verte seguido de mujeres que nada eran para nadie antes de conocerte y después de encontrarse contigo son lo que eran pero con toda la dignidad, con toda la presencia, la palabra y la alegría.
Señor Jesús, muchos creemos en Ti. Nos llena de orgullo que tu ser Dios nos acerque más a los demás, que nos invites con tus gestos solidarios, tus palabras de esperanza y tus acciones milagrosas a ser un regalo para otros, especialmente para los últimos.
Señor Jesús, muchos creemos en Ti. Fortalece nuestra fe, sustenta nuestra esperanza y enriquece nuestra caridad, de modo que nuestra vida sea motivo para que otros quieran conocerte y también crean en Ti.
Así te lo pido. Así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario