lunes, 14 de abril de 2025

LUNES SANTO C


Buenos días. Lunes santo. Hemos comenzado la semana que nos lleva a la muerte y resurrección de Jesucristo. Hoy las lecturas nos ayudan a entender mejor por qué Jesús es el Mesías que ha venido a implantar la justicia de Dios, pero con la verdad, el amor y la esperanza, mirando al más necesitado de convertirse; pero los judíos, a pesar de ver los signos (ha devuelto la vida a Lázaro), prefieren ver en Jesús un agitador que va a crear problemas y que hay que quitarlo de en medio, a Él y a Lázaro. 
Pidamos hoy tener un corazón abierto a la acción y la voluntad de Dios y no rechazar aquello que no comprendemos (como Judas), antes bien esperemos para poder hacer el bien que Dios nos pide. Seamos buenos y confiemos en Dios, que es nuestra luz y salvación. 



1ª Lectura (Is 42, 1-7): Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas». Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella: «Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».


Salmo responsorial: 26

R/. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es la defensa de mí vida, ¿quién me hará temblar?

Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen.

Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.


Versículo antes del Evangelio: ¡Salve, Rey nuestro! Sólo tú eres el que se compadece de nuestros errores.



Texto del Evangelio (Jn 12, 1-11): Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con Él a la mesa.
Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume. Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?». Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella. Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis».
Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.









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