Con tu palabra al corazón llegaste
a los que en guerra cruel se
desgarraban,
y la semilla de venganzas y odios
Salamanca – la egregia-desolaban.
Tú, entre siniestros bandos situado,
la paz de Dios a todos predicabas,
y todos hermanados recibían
el milagroso don de tu palabra.
Haz, san Juan de Sahagún, que ahora de nuevo
vuelva la paz al mundo: la deseada
presencia del Señor, que nos hermane
en la fe, en el amor y en la esperanza.
Gloria perenne sea siempre dada
a la divina Trinidad gloriosa,
que a Juan, claro imitador de Cristo,
colmó de gloria. Amén
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