lunes, 5 de junio de 2023

MEDITACIÓN LUNES VIII TIEMPO ORDINARIO A (P. Damián Ramírez)


Lectura del santo evangelio según san Marcos 12,1-12

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos:
«Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo azotaron y lo despidieron con las manos vacías. Les envió de nuevo otro criado; a este lo descalabraron e insultaron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos, a los que azotaron o los mataron.
Le quedaba uno, su hijo amado. Y lo envió el último, pensando: “Respetarán a mi hijo”. Pero los labradores se dijeron:
“Este es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia”.
Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, hará perecer a los labradores y arrendará la viña a otros.
¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?». 
Intentaron echarle mano, porque comprendieron que había dicho la parábola por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon. 

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“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular” (Mc 12, 1-12)

Señor Jesús, así es: Tú eres la piedra que desecharon muchos arquitectos y que también nosotros no terminamos de apreciar muchas veces. Tú eres ahora la piedra angular, la que sostiene toda nuestra fe, nuestra Iglesia, nuestra comunidad, nuestras creencias y en la que nosotros tenemos depositados todos nuestros anhelos y esperanzas.

Señor Jesús, nos gustaría que siguieses siendo la piedra angular de nuestra vida, la razón, lo primero, lo mejor que nos pase, la garantía de que junto a Ti nuestra existencia tiene sentido y el fundamento de nuestra fe, a veces vacilante, otras un poco apagada y en ocasiones miedosa y avergonzada. Danos una fe que mueva montañas y detenga toda discordia, toda enemistad y toda guerra.

Señor Jesús, necesitamos una mañana más que seas la piedra angular de nuestra vida, de nuestro compromiso por la justicia, de nuestro ser buena nueva en medio de un mundo que se empeña en susurrarnos al oído que no es posible la fraternidad, ni la justicia, niños felicidad, ni la paz, ni la igualdad entre seres humanos. Sé Tú, una vez más, nuestro principal motivo para levantarnos, involucrarnos y ser el Evangelio de la alegría entre tanta mala noticia, entre tanta mentira y mediocridad, entre tanto dolor y sufrimiento, entre tanto sinsentido y vacío.

Señor Jesús, que no te desechemos. Enséñanos a reconocerte a la primera, danos esa sensibilidad que nos hace capaces de verte en todos. Estate cerca y, si puedes, devuelve la paz allí donde no la hay. Haznos cercanos y piedras vivas en la construcción de una civilización del encuentro, el amor verdadero y la paz. 

Así te lo pido. Así sea.






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