Glorioso san Calógero, dirige tu mirada hacia nosotros y escucha nuestra oración. Fuiste enviado por Dios para irradiar en Sicilia la luz del Evangelio. Buscaste al Señor en soledad y le serviste con penitencia. Tú enseñaste el camino de salvación y virtud. Todos te llamaban el taumaturgo, porque con tu intercesión Dios dio la palabra al mudo, salud a los enfermos, oído a los sordos y vista a los ciegos. Conservaste varias veces las tierras, dedicadas a ti, y las salvaste del cólera, del terremoto y otras desgracias. Por todo ello te rogamos que nos salves del peligro y nos concedas las gracias que te pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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