Oh Dios, que hiciste al beato Esteban heraldo eximio del Evangelio para devolver a los extraviados al camino de la salvación, concédenos, a ejemplo suyo, por su intercesión y sus méritos, que, ejerciendo nuestra misión en unión íntima con Cristo, merezcamos recibir la paga prometida a los trabajadores de tu Reino.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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