MEDITACIÓN LUNES X TIEMPO ORDINARIO A (P. Damián Ramírez)

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,1-12

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la Tierra.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».

"Bienaventurados... " (Mt 5,1-12) 

Señor Jesús, bienaventurados. Hoy mi oración, además de pedirte que también a mí me hagas bienaventurado, quiere poner rostro y nombre a tantos bienaventurados de nuestro tiempo, que no salen en las noticias, que no hacen campañas y que muchas veces nadie sabe que están, pero existen y dan testimonio de tu Evangelio y caminan haciendo Reino. 

Señor Jesús, hoy te presento y te pido:

-  por los que acuden a las casas de los mayores y les hacen compañía

- por los que rezan sin descanso por los más débiles

- por los que visitan a los enfermos en los hospitales

- por los sacerdotes que llevan tu Palabra y tu unción a tantas y tantas personas

- por los que anteponen tu Proyecto a sus proyectos personales

- por los que pacíficamente luchan por la paz

- por los que se dejan la piel pensando cómo ayudar a los que lo han perdido todo

- por los que acogen a los que llegan a nuestras costas y ciudades sin más equipaje que el deseo de una vida más digna

- por los que siempre piensan en los demás

- por los que viven esperanzados y contagiando alegría 

- por los que no se cansan de hablar de Ti con orgullo y valentía

- por los que buscan cómo ser bienaventurados cada jornada. 

Señor Jesús, por todos ellos, te pido en esta mañana. Cuídalos, acompáñanos, bendícelos. 

Así te lo pido. Así sea.