Caudillo de la nueva Reconquista,
Señor de España que en su fe renace,
sabe vencer y sonreír, y hace
campo de paz la tierra que conquista.
Sabe vencer y sonreír. Su ingenio
militar campa en la guerrera gloria
seguro y firme. Y para hacer historia
Dios quiere darle mucho más: el genio.
Inspira fe y amor. Doquiera llegue
el prestigio triunfal que lo acompaña,
mientras la Patria ante su impulso crece.
Para un mañana, que el ayer no niega,
para una España más y más España,
¡la sonrisa de Franco resplandece!
viernes, 31 de mayo de 2019
JOSÉ ANTONIO (José Javier Aleixandre)
Cantó con voz de novio la hermosura
de hallar la muerte izando una bandera.
El corazón de José Antonio era
rama encendida en una noche oscura.
Pensó una España llena de cordura,
morena y faldicorta en primavera.
Pensó que cinco rosas fácil fuera
dar a luz de un dolor en tierra pura.
Hizo con sus palabras más hermosas
las estrellas. Soñó de azul la prisa.
Tiró su colección de mariposas,
y murió. Preparando su sonrisa.
Llenas las manos de emprendidas cosas.
El corazón en mangas de camisa.
de hallar la muerte izando una bandera.
El corazón de José Antonio era
rama encendida en una noche oscura.
Pensó una España llena de cordura,
morena y faldicorta en primavera.
Pensó que cinco rosas fácil fuera
dar a luz de un dolor en tierra pura.
Hizo con sus palabras más hermosas
las estrellas. Soñó de azul la prisa.
Tiró su colección de mariposas,
y murió. Preparando su sonrisa.
Llenas las manos de emprendidas cosas.
El corazón en mangas de camisa.
jueves, 30 de mayo de 2019
ERES UNO CON DIOS (Amado Nervo)
Eres uno con Dios, porque le amas.
¡Tu pequeñez qué importa y tu miseria,
eres uno con Dios, porque le amas!
Le buscaste en los libros,
le buscaste en los templos,
le buscaste en los astros,
y un día el corazón te dijo, trémulo:
«Aquí está», y desde entonces ya sois uno,
ya sois uno los dos, porque le amas.
No podrían separaros
ni el placer de la vida
ni el dolor de la muerte.
En el placer has de mirar su rostro,
en el dolor has de mirar su rostro,
en vida y muerte has de mirar su rostro.
«¡Dios!» dirás en los besos,
dirás «Dios» en los cantos,
dirás «¡Dios!» en los ayes.
Y comprendiendo al fin que es ilusorio
todo pecado (como toda vida)
y que nada de Él puede separarte,
¡uno con Dios te sentirás por siempre:
uno solo con Dios, porque le amas!
¡Tu pequeñez qué importa y tu miseria,
eres uno con Dios, porque le amas!
Le buscaste en los libros,
le buscaste en los templos,
le buscaste en los astros,
y un día el corazón te dijo, trémulo:
«Aquí está», y desde entonces ya sois uno,
ya sois uno los dos, porque le amas.
No podrían separaros
ni el placer de la vida
ni el dolor de la muerte.
En el placer has de mirar su rostro,
en el dolor has de mirar su rostro,
en vida y muerte has de mirar su rostro.
«¡Dios!» dirás en los besos,
dirás «Dios» en los cantos,
dirás «¡Dios!» en los ayes.
Y comprendiendo al fin que es ilusorio
todo pecado (como toda vida)
y que nada de Él puede separarte,
¡uno con Dios te sentirás por siempre:
uno solo con Dios, porque le amas!
miércoles, 29 de mayo de 2019
EL NIDO (Juan de Dios Peza)
Mira el árbol que a los cielos
sus ramas eleva erguido;
en ellas columpia un nido
en que duermen tres polluelos.
Son hijos de un ruiseñor
que, en la tarde sosegada,
en la noche, en la alborada,
les canta endechas de amor.
Ellos forman su tesoro,
y en el ramaje sombrío
responde a cada "pío"
cual diciendo: "Los adoro".
Quien los ve, se maravilla;
aire y luz les da el espacio,
y viven en un palacio
de esparto, plumón y arcilla.
Un rapazuelo atrevido,
destructor, inquieto y malo,
ató una escarpia en un palo
para derribar el nido.
Ya la alzaba con sus manos,
cuando enternecido pecho
le gritó: "Piensa en el lecho
en que duermen tus hermanos.
Piénsalo un instante y di:
¿qué hiciera yo, qué esperara,
si un ladrón así matara
a tus hermanos y a ti?".
Volvió el rostro con enojos
y halló a su madre el rapaz,
que con tristeza en la faz
y un mar de llanto en los ojos:
"Deja tales desvaríos
-le dice-. Los seres buenos
cuidan los hijos ajenos
como yo cuido los míos.
Este nido es un hogar;
no lo rompas, no lo hieras;
sé bueno y deja a las fieras
el vil placer de matar".
sus ramas eleva erguido;
en ellas columpia un nido
en que duermen tres polluelos.
Son hijos de un ruiseñor
que, en la tarde sosegada,
en la noche, en la alborada,
les canta endechas de amor.
Ellos forman su tesoro,
y en el ramaje sombrío
responde a cada "pío"
cual diciendo: "Los adoro".
Quien los ve, se maravilla;
aire y luz les da el espacio,
y viven en un palacio
de esparto, plumón y arcilla.
Un rapazuelo atrevido,
destructor, inquieto y malo,
ató una escarpia en un palo
para derribar el nido.
Ya la alzaba con sus manos,
cuando enternecido pecho
le gritó: "Piensa en el lecho
en que duermen tus hermanos.
Piénsalo un instante y di:
¿qué hiciera yo, qué esperara,
si un ladrón así matara
a tus hermanos y a ti?".
Volvió el rostro con enojos
y halló a su madre el rapaz,
que con tristeza en la faz
y un mar de llanto en los ojos:
"Deja tales desvaríos
-le dice-. Los seres buenos
cuidan los hijos ajenos
como yo cuido los míos.
Este nido es un hogar;
no lo rompas, no lo hieras;
sé bueno y deja a las fieras
el vil placer de matar".
martes, 28 de mayo de 2019
LA ROSA DEL JARDINERO (Serafín y Joaquín Álvarez Quintero)
Era un jardín sonriente,
era una tranquila fuente
de cristal;
era a su borde asomada
una rosa inmaculada
de un rosal.
Era un viejo jardinero
que cuidaba con esmero
del vergel,
y era la rosa un tesoro
de más quilates que el oro
para él.
A la orilla de la fuente
un caballero pasó,
y a la rosa dulcemente
de su tallo separó.
Y al notar el jardinero
que faltaba en el rosal,
cantaba así plañidero,
receloso de su mal:
"Rosa, la más delicada,
que por mi amor cultivada
siempre fue;
rosa, la más encendida,
la más fragante y pulida
que cuidé;
blanca estrella que del cielo,
envidiosa al ver el suelo,
resbaló;
a la que una mariposa,
de mancharla temerosa,
no llegó.
¿Quién te quiere? ¿Quién te llama
por tu bien o por tu mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en tu rosal?
¿Tú no sabes que es grosero el mundo?
¿Que es traicionero el amor?
¿Que no se aprecia en la vida
la pura miel escondida
en la flor?
¿Bajo qué cielo caíste?
¿A quién tu tesoro diste
virginal?
¿En qué manos te deshojas?
¿Qué aliento quema tus hojas
infernal?
¿Quién te cuida con esmero
como el viejo jardinero
te cuidó?
¿Quién por ti solo suspira?
¿Quién te quiere? ¿Quién te mira
como yo?
¿Quién te miente que te ama
con fe y con ternura igual?
¿Quién te llevó de la rama,
que no estás en tu rosal?
¿Por qué te fuiste tan pura
de otra vida a la aventura
o al dolor?
¿Qué faltaba a tu recreo?
¿Qué a tu inocente deseo
soñador?
En la fuente limpia y clara,
¿espejo que te copiara
no te di?
Los pájaros escondidos,
¿no cantaban en sus nidos
para ti?
Cuando era el aire de fuego,
¿no refresqué con mi riego
tu calor?
¿No te dio mi trato amigo
en las heladas abrigo
protector?
Quien para sí te reclama,
¿te hará bien o te hará mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en el rosal?".
Así un día y otro día,
entre espinas y entre flores,
el jardinero plañía,
imaginando dolores,
desde aquel en que a la fuente
un caballero llegó,
y a la rosa, dulcemente,
de su tallo separó.
era una tranquila fuente
de cristal;
era a su borde asomada
una rosa inmaculada
de un rosal.
Era un viejo jardinero
que cuidaba con esmero
del vergel,
y era la rosa un tesoro
de más quilates que el oro
para él.
A la orilla de la fuente
un caballero pasó,
y a la rosa dulcemente
de su tallo separó.
Y al notar el jardinero
que faltaba en el rosal,
cantaba así plañidero,
receloso de su mal:
"Rosa, la más delicada,
que por mi amor cultivada
siempre fue;
rosa, la más encendida,
la más fragante y pulida
que cuidé;
blanca estrella que del cielo,
envidiosa al ver el suelo,
resbaló;
a la que una mariposa,
de mancharla temerosa,
no llegó.
¿Quién te quiere? ¿Quién te llama
por tu bien o por tu mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en tu rosal?
¿Tú no sabes que es grosero el mundo?
¿Que es traicionero el amor?
¿Que no se aprecia en la vida
la pura miel escondida
en la flor?
¿Bajo qué cielo caíste?
¿A quién tu tesoro diste
virginal?
¿En qué manos te deshojas?
¿Qué aliento quema tus hojas
infernal?
¿Quién te cuida con esmero
como el viejo jardinero
te cuidó?
¿Quién por ti solo suspira?
¿Quién te quiere? ¿Quién te mira
como yo?
¿Quién te miente que te ama
con fe y con ternura igual?
¿Quién te llevó de la rama,
que no estás en tu rosal?
¿Por qué te fuiste tan pura
de otra vida a la aventura
o al dolor?
¿Qué faltaba a tu recreo?
¿Qué a tu inocente deseo
soñador?
En la fuente limpia y clara,
¿espejo que te copiara
no te di?
Los pájaros escondidos,
¿no cantaban en sus nidos
para ti?
Cuando era el aire de fuego,
¿no refresqué con mi riego
tu calor?
¿No te dio mi trato amigo
en las heladas abrigo
protector?
Quien para sí te reclama,
¿te hará bien o te hará mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en el rosal?".
Así un día y otro día,
entre espinas y entre flores,
el jardinero plañía,
imaginando dolores,
desde aquel en que a la fuente
un caballero llegó,
y a la rosa, dulcemente,
de su tallo separó.
¿POR QUÉ CANTAN LAS MADRES? (Jacinto Verdaguer)
En el piso más humilde
del callejón de la Cera
canta una madre cual canta
un pájaro en primavera.
Canta una hermosa canción,
la de "El niño y la nodriza",
abrazando al tierno hijo,
que las lágrimas olvida.
Su pobre esposo está herido,
tendido sobre una estera,
pues ya vendieron la cama
por sacar el hambre fuera.
Mantas, sábanas y abrigos
hace días que no tienen;
una les queda tan solo,
que empeñarán, si no venden.
Para comer, nada tienen;
en el hogar ya no hay leña;
y, como no es menester,
también el furgón se empeña.
El niño no tiene cuna,
la madre no tiene silla,
pero canta como un pájaro,
mientras el hombre suspira:
"¿Por qué -le dice el marido-,
por qué tan alegre cantas,
cuando aquí solo hay tristezas
y penas tenemos tantas?
Si tuvimos abundancia
de joyas y de monedas,
hoy tan solo por consuelo
la Cruz de Cristo nos queda.
Jamás trabajar podré;
crece mi mal cada día,
y me voy hacia la muerte;
y, ¡ay!, me voy en compañía.
Y nuestro hijo, ¿qué hará
solo, sin padre ni madre?
¿Habrá algún árbol para él
que con su sombra lo ampare?
¿Y tú cantas? ¡Dios me valga!
¿Quieres que el dolor se ignore?
¿Por qué cantas, amor mío?..."
"¡Para que el niño no llore!".
De la obra "Caridad".
del callejón de la Cera
canta una madre cual canta
un pájaro en primavera.
Canta una hermosa canción,
la de "El niño y la nodriza",
abrazando al tierno hijo,
que las lágrimas olvida.
Su pobre esposo está herido,
tendido sobre una estera,
pues ya vendieron la cama
por sacar el hambre fuera.
Mantas, sábanas y abrigos
hace días que no tienen;
una les queda tan solo,
que empeñarán, si no venden.
Para comer, nada tienen;
en el hogar ya no hay leña;
y, como no es menester,
también el furgón se empeña.
El niño no tiene cuna,
la madre no tiene silla,
pero canta como un pájaro,
mientras el hombre suspira:
"¿Por qué -le dice el marido-,
por qué tan alegre cantas,
cuando aquí solo hay tristezas
y penas tenemos tantas?
Si tuvimos abundancia
de joyas y de monedas,
hoy tan solo por consuelo
la Cruz de Cristo nos queda.
Jamás trabajar podré;
crece mi mal cada día,
y me voy hacia la muerte;
y, ¡ay!, me voy en compañía.
Y nuestro hijo, ¿qué hará
solo, sin padre ni madre?
¿Habrá algún árbol para él
que con su sombra lo ampare?
¿Y tú cantas? ¡Dios me valga!
¿Quieres que el dolor se ignore?
¿Por qué cantas, amor mío?..."
"¡Para que el niño no llore!".
De la obra "Caridad".
lunes, 27 de mayo de 2019
EL ENGAÑO DE LA ADULACIÓN (Abate Testu)
¡Cuánto me es apreciable, cuánto estimo
el lenguaje severo de un amigo!
Y ¡cuánto me es odiosa y displicente
la adulación servil que usa conmigo
un esclavo impostor que, por dar gusto,
me engaña con astucia y artificio!
¡Ah, pérfido, que lejos de ilustrarme
procuras conducirme al extravío
con tus discursos falsos y cobardes!
Guerra me das, cuando la paz te pido,
y las verdades, que me ocultas siempre,
son otros tantos males y perjuicios.
el lenguaje severo de un amigo!
Y ¡cuánto me es odiosa y displicente
la adulación servil que usa conmigo
un esclavo impostor que, por dar gusto,
me engaña con astucia y artificio!
¡Ah, pérfido, que lejos de ilustrarme
procuras conducirme al extravío
con tus discursos falsos y cobardes!
Guerra me das, cuando la paz te pido,
y las verdades, que me ocultas siempre,
son otros tantos males y perjuicios.
ORACIÓN A SAN JOSÉ (49)
San José, consagro a mi familia terrenal completa a tu paternal protección para que nos mantengáis en resguardo discreto y seguro en estos tiempos.
No permitas, amado San José, que ni uno solo se pierda muriendo sin los ritos sacerdotales y sin tu amable y amante presencia al lado de cada moribundo de nuestra familia.
Te confiamos este que es el mayor bien que el Cielo nos ha prestado para juntos alcanzar la gloria celestial. Amén.
ORACIÓN A LOS SANTOS ARCÁNGELES POR LA IGLESIA
Santos arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel, os imploramos vuestro auxilio para proteger a la Iglesia.
Santos arcángeles, os pedimos vuestra intercesión ante Dios para que nos guíe en la forma de difundir y enseñar su palabra, para que le sea agradable.
Santos arcángeles, necesitamos vuestra ayuda para que todo aquel que quiera servir a Dios, difundiendo o enseñando su Palabra, lo haga con verdadero amor, para la gloria de Dios y así dé frutos buenos.
Santos arcángeles, os pedimos que no dejen acercarse a personas que realmente no sirvan para la gloria de Dios ya que en sus comportamientos y acciones muestran su falta de amor a Dios.
Santos arcángeles, os pedimos que protejáis nuestra Iglesia, que está siendo atacada, tanto externa como internamente.
Santos arcángeles, vosotros que tanto amáis y protegéis la Iglesia, liberadla de toda persona que no tenga como prioridad la gloria de Dios. Amén.
SOSTÉN MI FE (José Luis Martín Descalzo)
Mis ojos, mis pobres ojos
que acaban de despertar
los hiciste para ver,
no solo para llorar.
Haz que sepa adivinar
entre las sombras la luz,
que nunca me ciegue el mal
ni olvide que existes Tú.
Que cuando llegue el dolor,
que yo sé que llegará,
no se me enturbie el amor,
ni se me nuble la paz.
Sostén ahora mi fe,
pues cuando llegue a tu hogar,
con mis ojos te veré
y mi llanto cesará.
que acaban de despertar
los hiciste para ver,
no solo para llorar.
Haz que sepa adivinar
entre las sombras la luz,
que nunca me ciegue el mal
ni olvide que existes Tú.
Que cuando llegue el dolor,
que yo sé que llegará,
no se me enturbie el amor,
ni se me nuble la paz.
Sostén ahora mi fe,
pues cuando llegue a tu hogar,
con mis ojos te veré
y mi llanto cesará.
ORACIÓN A SAN JOSÉ (48)
San José, corazón hecho para la ternura, esposo de la Virgen, que supiste amar como el Señor te indicaba, desde la renuncia, desde el silencio, ayuda a todos los esposos del mundo a querer siempre con corazón limpio, a sembrar amor allí donde la situación es tan difícil.
Ruega por las familias que pasan duras pruebas, para que a pesar de todo superen las dificultades y renazca la alegría del amor.
Tú cuidaste de la Sagrada Familia, la primera Iglesia doméstica. Sigue cuidando a tu Iglesia, que quiere ser en la tierra fermento de unidad y de concordia, de amor y de paz.
Que la Iglesia siga llevando al mundo la Buena Nueva de Jesús, esperado de los siglos, redentor de los hombres.
LA VIDA ES BELLA (Manuel J. Fernández Márquez)
Señor, la vida es tan bonita y armoniosa que solo hay que mirarla con quietud para descubrirte a Ti.
Señor, Tú eres la vida de la vida, el impulso de cada movimiento, el brillo de todos los colores, el silencio de todos los sonidos, la luz de todas las sombras, el aliento de todos los alientos.
Señor, la vida de cada ser y de cada criatura eres Tú acariciando nuestro rostro, eres Tú mirándonos con ternura, eres Tú iluminando nuestros pasos, eres Tú sosteniendo nuestras vidas, eres Tú dándonos vida y aliento, eres Tú dándonos fuerza y consistencia, eres Tú dándonos tu misma vida divina.
Señor, la vida es bella.
sábado, 25 de mayo de 2019
CÁNTICO PARA EL MES DE MAYO A LA DULCÍSIMA VIRGEN
CORO
Dulcísima Virgen,
del cielo delicia,
la flor que te ofrezco
recibe propicia.
Los valles alegra
benéfico rayo
del sol que engalana
las flores de mayo.
Risueñas se abren,
y el cáliz asoma,
y esparcen en torno
balsámico aroma.
Así agradeciendo
su noble destino,
la gloria publican
del Dueño divino.
Jazmín, azucena,
claveles galanos,
de ofrenda servidme,
venid a mis manos.
Mostrad hoy a gala
mayor lozanía,
que va a recibiros
la Virgen María.
El alma, Señora,
yo, pobre aunque soy,
con todas mis ansias
rendida te doy.
Mi afecto sencillo
recibe amorosa,
que en solio esplendente
nos miras piadosa.
Propenso tu oído
mis voces atienda,
y admita cual Madre
tu seno mi ofrenda.
Tu rostro apacible
mi vista descubra,
y en tanto dichoso
tu manto me cubra.
Dulcísima Virgen,
del cielo delicia,
la flor que te ofrezco
recibe propicia.
PERDÓN, SEÑOR, IMPLORA MI ALMA ARREPENTIDA
Cautiva entre prisiones
de muerte, el alma mía
sin luz, sin esperanza,
al cielo se volvió.
El cielo ennegrecido
sus rayos escondía,
el alma era culpable
y en llanto prorrumpió.
CORO
Perdón, Señor, implora
mi alma arrepentida;
perdón, luz de mi vida,
divino Corazón.
Recíbeme en el tuyo,
¡oh Madre de esperanza!,
refugio do no alcanza
de Dios la indignación.
¡Cuán tristes son, Dios mío,
las sombras de la muerte;
cuán triste se halla el alma
sin vuestro dulce amor!
¡Ay! todo me recuerda
desque llegué a ofenderte,
que todo lo he perdido
perdiéndote, Señor.
Perdón, Señor, implora
mi alma arrepentida;
perdón, luz de mi vida,
divino Corazón.
Recíbeme en el tuyo,
¡oh Madre de esperanza!,
refugio do no alcanza
de Dios la indignación.
Yo desgarré tu pecho
con loco desatino;
de Ti, Corazón dulce,
la sangre hice brotar.
¡Oh! Si acertar pudiera
mi súplica el camino
que mis culpas pudieran
en mal hora ocultar!
Perdón, Señor, implora
mi alma arrepentida;
perdón, luz de mi vida,
divino Corazón.
Recíbeme en el tuyo,
¡oh Madre de esperanza!,
refugio do no alcanza
de Dios la indignación.
A vuestros pies acudo
en lágrimas bañado;
abridme el puro cielo
de vuestro Corazón.
Si en él clemencia tanta
mil culpas han hallado,
también esperar pueden
mis lágrimas de perdón.
Perdón, Señor, implora
mi alma arrepentida;
perdón, luz de mi vida,
divino Corazón.
Recíbeme en el tuyo,
¡oh Madre de esperanza!,
refugio do no alcanza
de Dios la indignación.
de muerte, el alma mía
sin luz, sin esperanza,
al cielo se volvió.
El cielo ennegrecido
sus rayos escondía,
el alma era culpable
y en llanto prorrumpió.
CORO
Perdón, Señor, implora
mi alma arrepentida;
perdón, luz de mi vida,
divino Corazón.
Recíbeme en el tuyo,
¡oh Madre de esperanza!,
refugio do no alcanza
de Dios la indignación.
¡Cuán tristes son, Dios mío,
las sombras de la muerte;
cuán triste se halla el alma
sin vuestro dulce amor!
¡Ay! todo me recuerda
desque llegué a ofenderte,
que todo lo he perdido
perdiéndote, Señor.
Perdón, Señor, implora
mi alma arrepentida;
perdón, luz de mi vida,
divino Corazón.
Recíbeme en el tuyo,
¡oh Madre de esperanza!,
refugio do no alcanza
de Dios la indignación.
Yo desgarré tu pecho
con loco desatino;
de Ti, Corazón dulce,
la sangre hice brotar.
¡Oh! Si acertar pudiera
mi súplica el camino
que mis culpas pudieran
en mal hora ocultar!
Perdón, Señor, implora
mi alma arrepentida;
perdón, luz de mi vida,
divino Corazón.
Recíbeme en el tuyo,
¡oh Madre de esperanza!,
refugio do no alcanza
de Dios la indignación.
A vuestros pies acudo
en lágrimas bañado;
abridme el puro cielo
de vuestro Corazón.
Si en él clemencia tanta
mil culpas han hallado,
también esperar pueden
mis lágrimas de perdón.
Perdón, Señor, implora
mi alma arrepentida;
perdón, luz de mi vida,
divino Corazón.
Recíbeme en el tuyo,
¡oh Madre de esperanza!,
refugio do no alcanza
de Dios la indignación.
DESPEDIDA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS AL SALIR DE LA IGLESIA
Salve, Corazón abierto,
santa y dulce habitación:
Adiós, Jesús de mi vida,
dadme vuestra bendición.
Salve, Corazón cargado
con la Cruz de tu Pasión:
Adiós, Jesús de mi vida,
dadme vuestra bendición.
Salve, Corazón punzado
con nuestro olvido y traición:
Adiós, Jesús de mi vida,
dadme vuestra bendición.
Adiós, amante querido,
dueño de mi corazón:
Adiós, Jesús de mi vida,
dadme vuestra bendición.
santa y dulce habitación:
Adiós, Jesús de mi vida,
dadme vuestra bendición.
Salve, Corazón cargado
con la Cruz de tu Pasión:
Adiós, Jesús de mi vida,
dadme vuestra bendición.
Salve, Corazón punzado
con nuestro olvido y traición:
Adiós, Jesús de mi vida,
dadme vuestra bendición.
Adiós, amante querido,
dueño de mi corazón:
Adiós, Jesús de mi vida,
dadme vuestra bendición.
REZO (Javier Zubiaurre)
Rezo para que
el Fuego no se apague,
para que mi ceniza abrase.
Rezo para que el Viento
me empuje y llame;
para que pueda
en verdad darme.
Rezo por los que
no quieren o no saben,
para saberme hijo,
para no olvidarme.
Rezo para más necesitarle.
Rezo por los difíciles,
por los raros,
por los no buscados,
por los por el Señor
más amados.
Rezo para más quererme,
para más a Él parecerme,
para agradecerle.
Rezo para
en mis noches y soledades
mejor entenderme.
Rezo para amado saberme
por Aquel que no me olvida,
que por dentro quiso cogerme,
que es mi Padre
y a quien no pido sino verle.
el Fuego no se apague,
para que mi ceniza abrase.
Rezo para que el Viento
me empuje y llame;
para que pueda
en verdad darme.
Rezo por los que
no quieren o no saben,
para saberme hijo,
para no olvidarme.
Rezo para más necesitarle.
Rezo por los difíciles,
por los raros,
por los no buscados,
por los por el Señor
más amados.
Rezo para más quererme,
para más a Él parecerme,
para agradecerle.
Rezo para
en mis noches y soledades
mejor entenderme.
Rezo para amado saberme
por Aquel que no me olvida,
que por dentro quiso cogerme,
que es mi Padre
y a quien no pido sino verle.
viernes, 24 de mayo de 2019
ORACIÓN A LA AUGUSTA REINA DE LOS CIELOS Y SEÑORA DE LOS ÁNGELES
Pues has recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal, dígnate escuchar benigna las súplicas que humildemente te dirigimos; envía santas legiones para que, bajo tus órdenes, combatan a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta precipitarlos al abismo.
¿Quién como Dios? Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos. ¡Oh buena y tierna Madre! Tú serás siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina Madre! Envía los Santos Ángeles para defendernos y rechazar lejos al demonio, nuestro mortal enemigo. Amén.
VENGARSE CON BENEFICIOS
Francisco de Lorena, duque de Guisa, después de haber vencido a los calvinistas en la batalla de Dreux, asediaba Ruan, donde habían hecho la plaza de armas de su partido. Le llevaron uno de ellos que tenía los ojos espantados y parecía tener en la idea algún mal designio. El duque de Guisa lo interrogó. Este infeliz le confesó que había formado el proyecto de asesinarlo.
- ¿Qué mal te he hecho yo -le dijo el duque con bondad- para intentar quitarme la vida?
- Vos no me habéis hecho ninguno -le respondió el protestante- pero es porque sois el mayor enemigo de mi religión.
- Si tu religión -replicó el duque- te conduce a asesinarme, la mía quiere que yo te perdone. Después de esto juzga cuál de las dos es la mejor.
Le hizo dar un caballo y cien escudos y lo despidió.
Hay que hacer siempre el bien, y si es a un enemigo, doble gloria.
SOIS DIOS (Lope de Vega)
¡Oh qué cosas, Dios mío,
el libro del campo abierto
muestra con tanto concierto
en la orilla de este río
para contemplar en Vos:
pues que la flor más pequeña
me está diciendo y me enseña
que sois Dios!
Estos verdes altos muros,
formados de ramas tantas;
los árboles, que las plantas
bañan en cristales puros;
las aves de dos en dos
por esos aires volando,
van con voz dulce cantando
que sois Dios.
Las flores que nos deleitan
tornasolando los prados,
blancos y rojos ganados
que la verde hierba afeitan;
esos trigos a quien Vos
dais la lluvia celestial,
dicen con aplauso igual
que sois Dios.
(De "La niñez de san Isidro")
el libro del campo abierto
muestra con tanto concierto
en la orilla de este río
para contemplar en Vos:
pues que la flor más pequeña
me está diciendo y me enseña
que sois Dios!
Estos verdes altos muros,
formados de ramas tantas;
los árboles, que las plantas
bañan en cristales puros;
las aves de dos en dos
por esos aires volando,
van con voz dulce cantando
que sois Dios.
Las flores que nos deleitan
tornasolando los prados,
blancos y rojos ganados
que la verde hierba afeitan;
esos trigos a quien Vos
dais la lluvia celestial,
dicen con aplauso igual
que sois Dios.
(De "La niñez de san Isidro")
A TI, SEÑOR, ELEVO MI ALMA (María Pilar de la Figuera)
A Ti, Señor, elevo mi alma,
Tú eres mi Dios y mi salvador.
Mira mi angustia, mira mi pena,
dame la gracia de tu perdón.
Mi corazón busca tu rostro;
oye mi voz, Señor, ten piedad.
A Ti, Señor, te invoco y te llamo:
Tú eres mi roca, oye mi voz.
No pongas fin a tu ternura,
haz que me guarde siempre tu amor.
Sana mi alma y mi corazón,
porque pequé, Señor, contra Ti.
Tú eres mi Dios y mi salvador.
Mira mi angustia, mira mi pena,
dame la gracia de tu perdón.
Mi corazón busca tu rostro;
oye mi voz, Señor, ten piedad.
A Ti, Señor, te invoco y te llamo:
Tú eres mi roca, oye mi voz.
No pongas fin a tu ternura,
haz que me guarde siempre tu amor.
Sana mi alma y mi corazón,
porque pequé, Señor, contra Ti.
LA ORACIÓN QUE HE APRENDIDO (José Luis Díez Soto)
La oración que he aprendido:
suspirar, gemir, llorar y ser agradecido.
Perdonar, esperar, dejarme llevar,
adorar arrodillado.
Mirar, ser mirado y estar siempre a tu lado.
Lo demás lo he olvidado.
Ver venir la muerte despacio.
Cerrar los ojos, dormirme
y despertar en tus brazos.
suspirar, gemir, llorar y ser agradecido.
Perdonar, esperar, dejarme llevar,
adorar arrodillado.
Mirar, ser mirado y estar siempre a tu lado.
Lo demás lo he olvidado.
Ver venir la muerte despacio.
Cerrar los ojos, dormirme
y despertar en tus brazos.
jueves, 23 de mayo de 2019
ACTOS DE ADORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Tú eres la palabra de Dios hecha carne. Te adoramos, Señor.
Tú eres el camino que conduce al Padre. Te adoramos, Señor.
Tú eres el buen pastor que conoce a sus ovejas y da la vida por ellas. Te adoramos, Señor.
Tú has venido a traer el fuego de tu amor a la tierra. Te adoramos, Señor.
Tú has venido a salvar lo que estaba perdido. Te adoramos, Señor.
Tú eres la perla preciosa. Te adoramos, Señor.
Tú eres la verdad. Te adoramos, Señor.
Tú eres la luz del mundo. Te adoramos, Señor.
Tú eres la resurrección y la vida. Te adoramos, Señor.
Tú eres el pan que da la vida al mundo. Te adoramos, Señor.
Tú eres la vid y nosotros los sarmientos. Te adoramos, Señor.
Tú estás en medio de nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Te adoramos, Señor.
Tú eres nuestro Rey. Te adoramos, Señor.
Tú eres el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Te adoramos, Señor.
ORACIÓN DE LA MAÑANA (10)
Alabado y glorificado seas, Dios Padre eterno, Dios de amor y misericordia, por tu inmenso amor. Quiero darte gracias por todas las bendiciones que has derramado sobre mi vida. Por el don de la vida, por el don de la salud, por el don de la familia, por enseñarme con ternura a ser hijo tuyo. Amén.
SEÑOR, COLMA DE ESPERANZA MI CORAZÓN
Señor, colma de esperanza mi corazón y de dulzura mis labios.
Pon en mis ojos la luz que acaricia y purifica, en mis manos el gesto que perdona.
Dame valor para la lucha, compasión para las injurias, misericordia para la ingratitud y la injusticia.
Líbrame de la envidia y de la ambición mezquina, del odio y de la venganza.
Y que, al volver hoy nuevamente al calor de mi lecho pueda, en lo más íntimo de mi ser, sentirte a Ti presente. Amén,
ORACIÓN DE LA MAÑANA (9)
¡Bendito y alabado seas, Señor! Gracias, Padre de amor, por despertarme a un día en el que no solo me das la oportunidad de vivir, sino la oportunidad de amar más, servir más y adorarte más. Entiendo que fui creado para amar, y porque Tú eres fuente del mismo amor me adhiero a Ti en cuerpo y alma para vivir intensamente. Amén.
EL NECIO
El primer día que Andrés
conmigo habló, un largo cuento
de su vida me contó;
y sin saber él por cierto
si yo deseo tenía
de escuchar estos sucesos;
me refirió lo pasado,
lo presente y venidero,
lo que ha sido, lo que es,
y lo que aun ser se ha propuesto,
su alcurnia, su parentela,
sus negocios y maestro,
sin que para hablar palabra
me dejase ni un momento.
Y así como dijo más
de lo que escuchar yo puedo,
también me dijo algo más
de lo que quiso en efecto;
pues desde el primer instante
yo comprendí que era un necio.
El que no tiene bastante entendimiento para hablar bien ni bastante juicio para callar es digno de compasión, pero los que están obligados a oírlo lo son aún más.
miércoles, 22 de mayo de 2019
EL SABIO TODO LO ESCUCHA
El sabio todo lo escucha,
se explica en pocas palabras,
pregunta y responde siempre
oportunamente, y habla
rara vez delante de otro
más sabio que él, que allí haya.
No es curioso de saber
lo que no le toca nada,
y solo lo que le incumbe
es lo que su atención llama.
se explica en pocas palabras,
pregunta y responde siempre
oportunamente, y habla
rara vez delante de otro
más sabio que él, que allí haya.
No es curioso de saber
lo que no le toca nada,
y solo lo que le incumbe
es lo que su atención llama.
martes, 21 de mayo de 2019
lunes, 20 de mayo de 2019
UN ALDEANO GENEROSO
Habiendo salido de sus límites el Adigé, río de Italia en el estado de Venecia, se llevó el puente de la ciudad de Verona, a excepción del arco de en medio, sobre el cual había una casa. En ella estaba una familia entera, la que se veía desde la orilla levantar las manos e implorar socorro. Entretanto la violencia del torrente destruía a la vista de todos los pilares del arco.
En este extremo peligro el conde de Spoluerini propuso la cantidad de cien ducados al que tuviese valor para ir en una barca a librar a aquellos infelices: se arriesgaba cualquiera a ser arrebatado por la rapidez del río o a ser estrellado por las ruinas del arco poniéndose debajo de él. El concurso del pueblo era innumerable y nadie se atrevía a ofrecerse a ello.
En este intermedio pasó un aldeano, le informaron de la empresa propuesta y de la recompensa ofrecida. Al instante subió en la barca, entró a fuerza de remos en medio del río, llegó y esperó debajo del poste que toda la familia, padre, madre, hijos y abuelos, descolgándose por una cuerda bajasen al barco.
- ¡Valor! -exclama-, ya estáis salvos.
Rema, supera el esfuerzo de las aguas y vuelve a la orilla.
El conde de Spoluerini fue a darle la recompensa prometida.
- Yo no vendo mi vida -le dice el aldeano-, mi trabajo basta para mantenerme con mi mujer e hijos. Dadla a esta pobre familia, que tiene más necesidad que yo.
domingo, 19 de mayo de 2019
sábado, 18 de mayo de 2019
SOBRE QUÉ COSA ES EL MATRIMONIO (Regnier Desmarets)
Sobre qué cosa es el matrimonio
oíd mi parecer y sentimiento.
Es un estado dulce y agradable,
cuando los dos esposos, ambos siendo
de igual florida edad, llevan en dote
bienes de que a su arbitrio usan sin miedo;
un cuerpo muy bien hecho y apropiado,
un robusto y feliz temperamento,
un corazón exento de ambas partes
de otra dulce pasión o tierno afecto,
un genio complaciente, dulce y fácil,
y un exacto y precioso entendimiento,
que mezcla con lo serio lo jocoso;
y lo que no amando el mundo con apego
lo conoce, lo gusta y sin él pasa.
Cuando se trata de un negocio serio
de común parecer lo deliberan;
y si alguna vez piensan algo opuesto,
nunca es la autoridad la que decide,
ni tampoco el capricho o propio genio,
sino que el uno al otro se iluminan,
sin mirar su dictamen con desprecio,
y como ambos a dos tienen, por dicha,
un sólido y exacto entendimiento,
discuten sus consejos de tal modo
que solo la razón preside en ellos,
viendo siempre seguir los que apetece.
En este estado, que envidiable creo,
parten siempre entre ellos, de la vida
los bienes, los pesares y contentos;
y así gozan gustosos de sus bienes
y son menos molestos sus desvelos.
Su conyugal amor se multiplica
si alguna prenda logran de himeneo,
se complacen de todo cuanto hacen,
y se levantan juntos y contentos,
con un mismo cuidado cada día.
Viven tan encantados, que en sí mismos
ven su rostro e imagen uno y otro.
Y ya a esperar se atreven, sin recelo,
(para lo sucesivo) lo que puede
desear un amor sencillo y tierno.
Tal es, o debe ser, según yo juzgo,
un feliz y dichoso casamiento.
oíd mi parecer y sentimiento.
Es un estado dulce y agradable,
cuando los dos esposos, ambos siendo
de igual florida edad, llevan en dote
bienes de que a su arbitrio usan sin miedo;
un cuerpo muy bien hecho y apropiado,
un robusto y feliz temperamento,
un corazón exento de ambas partes
de otra dulce pasión o tierno afecto,
un genio complaciente, dulce y fácil,
y un exacto y precioso entendimiento,
que mezcla con lo serio lo jocoso;
y lo que no amando el mundo con apego
lo conoce, lo gusta y sin él pasa.
Cuando se trata de un negocio serio
de común parecer lo deliberan;
y si alguna vez piensan algo opuesto,
nunca es la autoridad la que decide,
ni tampoco el capricho o propio genio,
sino que el uno al otro se iluminan,
sin mirar su dictamen con desprecio,
y como ambos a dos tienen, por dicha,
un sólido y exacto entendimiento,
discuten sus consejos de tal modo
que solo la razón preside en ellos,
viendo siempre seguir los que apetece.
En este estado, que envidiable creo,
parten siempre entre ellos, de la vida
los bienes, los pesares y contentos;
y así gozan gustosos de sus bienes
y son menos molestos sus desvelos.
Su conyugal amor se multiplica
si alguna prenda logran de himeneo,
se complacen de todo cuanto hacen,
y se levantan juntos y contentos,
con un mismo cuidado cada día.
Viven tan encantados, que en sí mismos
ven su rostro e imagen uno y otro.
Y ya a esperar se atreven, sin recelo,
(para lo sucesivo) lo que puede
desear un amor sencillo y tierno.
Tal es, o debe ser, según yo juzgo,
un feliz y dichoso casamiento.
viernes, 17 de mayo de 2019
CANUTO EL GRANDE Y EL MAR
Canuto el Grande, rey de Inglaterra, al ejemplo de sus predecesores, que se habían hecho llamar señores y dominadores del mar, se dice que resolvió tomar un día posesión de este título solemnemente, a fin de que en lo sucesivo no se le pudiese contrastar esta cualidad.
Persuadiéndose de que no podría hacer este acto más auténtico que obligando al mar mismo a venir a rendirle vasallaje como a su soberano, en tiempo de la marea hizo levantar un trono en la playa de Southampton.
Allí, con manto real y la corona sobre la cabeza, cuando el mar comenzó a acercarse a él, le habló de este modo: "Sabe que eres mi súbdito, que la tierra donde yo estoy es mía, y que hasta aquí nadie ha sido rebelde a mi voluntad; y así te mando que habites donde estás, sin pasar más adelante, ni osar acercarte a tu señor".
Apenas acabó estas palabras cuando una ola derribó el trono y, mojándolo desde los pies hasta la cabeza, le enseñó el concepto que debía hacer sobre la obediencia de este elemento: Los reyes pueden mandar a los hombres, pero el mar no obedece más que a Dios.
(Según algunos autores, con esta acción Canuto quiso hacer ver a sus vasallos cuan superior poder es el de Dios al de los más grandes reyes).
CANTO A LA GLORIA DEL AUTOR DEL UNIVERSO (Louis Racine)
(Del primer canto del poema "La Religión" de 1742)
Sí, este es un Dios oculto, a quien conviene
solo creer. Por más que esté ocultado,
para ensalzar su gloria ¡qué testigos
tan patentes presenta ante mis ojos!
Responded cielo, hablad mares, y tierra:
¿Qué brazo habrá que pueda suspenderos
estrellas refulgentes y sin cuento?
Noche brillante, dime, quién te ha dado
esos opacos velos. Cielos bellos,
¡qué majestad tenéis, y qué grandeza!
Reconozco en vosotros, con asombro,
un Señor, a quien nada le ha costado
sembrar la luz en este nuestro valle,
así como en los campos siembra el polvo.
¡Oh tú, admirable antorcha luminosa,
que anuncias los reflejos de la aurora,
astro que eres el mismo y siempre nuevo!
¿Por qué orden, sol hermoso, de las ondas
sales a darnos tan fecundas luces?
Cada día te espero, y siempre vuelves.
¿Acaso yo te llamo, o en tu esfera
arreglo con mi impulso tu carrera?
Y tú, terrible mar, cuyos furores
quieren tragar la tierra, ¿qué potencia
te refrena en tu centro tan profundo?
Por romper tu prisión haces en vano
repetidos esfuerzos: mas tu ira
al llegar a tus límites espira.
Sí, este es un Dios oculto, a quien conviene
solo creer. Por más que esté ocultado,
para ensalzar su gloria ¡qué testigos
tan patentes presenta ante mis ojos!
Responded cielo, hablad mares, y tierra:
¿Qué brazo habrá que pueda suspenderos
estrellas refulgentes y sin cuento?
Noche brillante, dime, quién te ha dado
esos opacos velos. Cielos bellos,
¡qué majestad tenéis, y qué grandeza!
Reconozco en vosotros, con asombro,
un Señor, a quien nada le ha costado
sembrar la luz en este nuestro valle,
así como en los campos siembra el polvo.
¡Oh tú, admirable antorcha luminosa,
que anuncias los reflejos de la aurora,
astro que eres el mismo y siempre nuevo!
¿Por qué orden, sol hermoso, de las ondas
sales a darnos tan fecundas luces?
Cada día te espero, y siempre vuelves.
¿Acaso yo te llamo, o en tu esfera
arreglo con mi impulso tu carrera?
Y tú, terrible mar, cuyos furores
quieren tragar la tierra, ¿qué potencia
te refrena en tu centro tan profundo?
Por romper tu prisión haces en vano
repetidos esfuerzos: mas tu ira
al llegar a tus límites espira.
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