lunes, 20 de mayo de 2019

UN ALDEANO GENEROSO

Habiendo salido de sus límites el Adigé, río de Italia en el estado de Venecia, se llevó el puente de la ciudad de Verona, a excepción del arco de en medio, sobre el cual había una casa. En ella estaba una familia entera, la que se veía desde la orilla levantar las manos e implorar socorro. Entretanto la violencia del torrente destruía a la vista de todos los pilares del arco.
En este extremo peligro el conde de Spoluerini propuso la cantidad de cien ducados al que tuviese valor para ir en una barca a librar a aquellos infelices: se arriesgaba cualquiera a ser arrebatado por la rapidez del río o a ser estrellado por las ruinas del arco poniéndose debajo de él. El concurso del pueblo era innumerable y nadie se atrevía a ofrecerse a ello.
En este intermedio pasó un aldeano, le informaron de la empresa propuesta y de la recompensa ofrecida. Al instante subió en la barca, entró a fuerza de remos en medio del río, llegó y esperó debajo del poste que toda la familia, padre, madre, hijos y abuelos, descolgándose por una cuerda bajasen al barco.
- ¡Valor! -exclama-, ya estáis salvos.
Rema, supera el esfuerzo de las aguas y vuelve a la orilla.
El conde de Spoluerini fue a darle la recompensa prometida.
- Yo no vendo mi vida -le dice el aldeano-, mi trabajo basta para mantenerme con mi mujer e hijos. Dadla a esta pobre familia, que tiene más necesidad que yo.

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