Dios, Padre de la vida, me dirijo a Ti desde la humillación. Ten piedad de mí. He pecado destruyendo una vida humana. La culpa me carcome. Me arrepiento y te pido por favor que me perdones. Yo no merezco nada, pero sé que Tú eres misericordioso y puedes salvarme con tu amor. Sana las profundas heridas de mi alma. Te lo suplico, sáname, Señor.
Virgen María, mírame y atiende mis ansias de perdón. Acógeme, Madre, transfórmame, ruega por mí, por la persona a la que rechacé y por todos aquellos a los que he hecho daño. Enséñame a amar.
Señor Jesús, cúbreme con tu sangre, purifícame, libérame. Llena de vida este vacío donde solo veo muerte. Repara todo el mal que he causado en tantas personas, aleja el egoísmo, envía tu paz. Amén.
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