-¡Viajeros al tren! gritaba
el mozo de una estación,
mas la esposa de Simón
quieta en el andén estaba.
-¿Y usted qué hace? Un tal Carrer
le hubo al fin de preguntar.
Y ella respondió: -Aguardar
que llamen a las viajeras.
mas la esposa de Simón
quieta en el andén estaba.
-¿Y usted qué hace? Un tal Carrer
le hubo al fin de preguntar.
Y ella respondió: -Aguardar
que llamen a las viajeras.
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