Buenos días. Las lecturas que la Iglesia nos invita a meditar nos presentan a Jesús conmovido ante el dolor y la muerte, y por eso para el cortejo fúnebre y le dice a la viuda: “no llores”. Se compadece de ella y le ordena al chico: “levántate”, y se lo devuelve a su madre. Jesús quiere la vida y no la muerte. San Pablo nos ha explicado que debemos descubrir nuestros talentos y como miembros de Cristo ponernos siempre al servicio unos de otros, y contribuir a dar vida, esperanza y amor a este mundo. Porque Dios nos ha regalado muchísimos dones para que podamos levantar a muchos de la muerte a la vida. Seamos buenos y confiemos siempre en Dios.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 11-17
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo: «No llores». Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!».
El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo.»
Este hecho se divulgó por toda Judea y por toda la comarca circundante.
¡Levántate! Sal a la calle, respira profundamente, mira cómo camina la gente, observa el ritmo del nuevo día... ¿encuentras al Señor? Porque Dios ha visitado a su pueblo.
¡Levántate! Piensa qué vas a hacer hoy para que alguien sea un poco más feliz, a quién vas a llamar para decirle algo bonito, qué vas a poner en marcha para que todo vaya un poco mejor, haz que la realidad no te sea extraña... ¿encuentras al Señor en ella? Porque Dios ha visitado a su pueblo.
¡Levántate! Un gran profeta está entre nosotros, está buscando hombres y mujeres valientes, sencillos, dispuestos... felices de ser lo que son, llamados a ser más, a amar más, a amar mejor.
¡Levantémonos! El mundo que se nos regala cada mañana nos está esperando. Démosle todo. Dejémonos hacer por el Señor. Pidámosle la paz. Que le busquemos, que nos encuentre.
Así se lo pedimos. Así sea.
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