Llega el día que santa Eufemia consagró con su victoria, nuestro canto la proclama virgen y mártir de Cristo. Siguió valiente al Cordero, tras Él dirigió sus pasos, y alardeó de ser suya sellando su fe con sangre. Ahora en el Cielo se alegra con los mártires y vírgenes, y propicia nos otorga la ayuda que le pedimos.
Desde tu trono de púrpura mira el fervor de tu pueblo al que tanto regocija tu honor y tu patrocinio. Protege a la Santa Iglesia, ayuda los que te imploran y ningún mal engaño manche a aquellos que tú defiendes.
Jesús, premio de los mártires, Cristo, esposo de las vírgenes, gloria a Ti, en unión del Padre y del Espíritu Santo. Amén.
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