Gloriosa santa Efigenia, aquí estamos, al pie de tu altar, llenos de sincera confianza. Tú que eres el amparo de los afligidos atiende las súplicas que humildemente te dirigimos. Tener una fe viva, una esperanza firme y una caridad ardiente es nuestro insaciable deseo para extender el Reino de Cristo, a fin de que sea el Rey de nuestros corazones. Convierte a los duros pecadores; salva a los que están en la oscuridad del pecado; danos pureza de vida y socórrenos en nuestras necesidades. Danos la gracia divina que humildemente pedimos. Así sea.
(Pedir la gracia deseada)
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