Oh Virgen de Aránzazu, Señora nuestra del Espino, en el día de tu festividad abrimos nuestros corazones y nos sentimos arrepentidos por los pecados que hemos cometido hasta hoy; danos la voluntad para sobrellevar la situación que hoy afrontamos siendo perdonados por Ti de corazón. Desde hoy te ofrezco mi vida, para que me guíes por el camino del bien y que mis decisiones sean lo más acertadas posible; en los días más turbulentos, protégeme Madre, envía a mis pensamientos lo más sano para afrontar esta vida de la mejor manera. Amén.
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