Cielo son tus ojos, Juana,
cielo dispuesto a llover,
pues siempre suelen tener
nubes a tarde y mañana;
relámpagos, agua y nieve
son perpetuo desconsuelo;
si Dios no tiene otro cielo,
nunca Dios allá me lleve.
cielo dispuesto a llover,
pues siempre suelen tener
nubes a tarde y mañana;
relámpagos, agua y nieve
son perpetuo desconsuelo;
si Dios no tiene otro cielo,
nunca Dios allá me lleve.
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