Oh Dios poderoso, por el bien del Sagrado Corazón de tu Hijo, ayúdanos a nosotros y a todas las naciones en nuestro tiempo de necesidad.
Toma nuestras oraciones y sacrificios como una expiación por las injusticias en todas partes.
Ayúdanos a seguir el ejemplo de tu siervo Carlos de Austria, que, a pesar de haber sufrido indignidades, calumnias y exilio, permaneció fiel y buscó siempre hacer tu voluntad.
Que su fidelidad lo lleve pronto al honor de la veneración pública como un santo.
Te lo pedimos por tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, quien contigo vive y reina, en la unidad del Espíritu Santo, un sólo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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