martes, 15 de octubre de 2024

MARTES XXVIII T.O. B - SANTA TERESA DE JESÚS

 


Buenos días. Hoy celebramos a santa Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia. Y las lecturas que nos hablan de la sabiduría que viene de lo alto que escogió lo humilde para manifestarse. Todo aquel que se acoge a Dios sabe que recibe la autentica sabiduría. La santa lo decía: la verdad es andar en humildad. Pidamos hoy al Señor la prudencia y humildad para descubrir la verdadera sabiduría de Dios, porque quien se acoge a Él, nunca será defraudado. Seamos buenos y confiemos siempre en la providencia de Dios.



Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».



Señor Jesús, alívianos. De nuestras preocupaciones paralizantes, de nuestras prisas autoimpuestas, de nuestras agendas absurdas, de nuestros tiempos sin tiempo, de nuestras esperas aceleradas y nuestros tiempos perdidos… alívianos, porque todo eso nos cansa y nos agobia.

Señor Jesús, alívianos. De nuestras constantes mediocridades, de nuestras auténticas incoherencias, de nuestros postureos y superficialidades, de nuestra apariencia sin sujeto, de nuestro deseo constante de perfiles perfectos… alívianos, porque todo eso nos cansa y nos agobia.

Señor Jesús, alívianos. De nuestra insolidaridad asumida, de nuestra indiferencia hacia los más vulnerables, de nuestro fracaso para defender a los últimos, de nuestras excusas a la hora de dar voz a los sin voz, de nuestro raquítico compromiso por la justicia… alívianos, porque todo eso nos cansa y nos agobia.

Señor Jesús, de todo lo que nos hace esclavos, de todo lo que normaliza lo anormal, de todo lo que nos aleja del servicio evangélico, de todo lo que justifica la guerra y la violencia… alívianos, porque todo eso nos cansa y nos agobia.

Haz que nunca olvidemos que sólo Dios basta.

Así te lo pedimos. Así sea.
















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