Oh san Ignacio de Antioquía, valiente y fiel, mártir de la fe, en la prisión y el laurel, Enfrentaste la adversidad con un espíritu inmortal, Tu amor por Cristo, en nosotros, es un ideal. Tus cartas son tesoros de sabiduría y luz, guiándonos hacia Dios, en cada cruz. Intercede por nosotros, oh santo de Jesús, para seguir con firmeza el camino de la cruz. San Ignacio, mártir intrépido y devoto, tu ejemplo de amor nos llena de alboroto; con tu intercesión, nuestro ser es compuesto. En la fe, la esperanza y el amor más grande, impuesto. Amén.
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