San Pablo de la Cruz, que en el misterio de la Cruz y Muerte de Jesús descubriste las maravillas del amor de Dios al hombre, enséñame el camino para acercarme cada vez más al Misterio Pascual y llevar en mi cuerpo su morir en medio de mis problemas y desesperanzas. Ayúdame a entender y meditar cada día, como tú, en la Pasión de Jesús crucificado, para que las llagas de sus pies guíen los míos por el buen mi camino, para que las llagas de sus manos abran las mías hacia las buenas obras, para que las heridas de su frente libren las mías de malos pensamientos, para que la herida de su costado haga nacer en mi corazón un amor puro hacia mi prójimo, para que la amargura que sintió al probar el vinagre cierren mi labios impidiendo pronunciar ofensas y mentiras.
San Pablo de la Cruz, intercede ante Dios para que reciba el don de la conversión en mi vida y así pueda decir como tú, que te inspiraste en el ejemplo del Apóstol San Pablo: "Estoy crucificado con Cristo, ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí". Amén.
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