¡Oh Dios, que sanas las enfermedades de tu pueblo, y que llamaste a Lucas, el médico amado, para que fuese uno de tus evangelistas! Concédenos que, en la saludable doctrina de tu Palabra transmitida por él, hallen nuestras almas la medicina eficaz para todas sus dolencias. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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