SEÑOR , EN SAN HÉCTOR NOS HAS DADO A LOS ARGENTINOS UN MODELO DE TESTIGO DE LA FE. POR SU INTERCESIÓN TE PEDIMOS LA SABIDURÍA Y EL TEMPLE NECESARIOS PARA DEFENDERLA Y PROCLAMARLA SIN TEMORES.
QUE LA PERSECUCIÓN NO NOS QUEBRANTE, NI LA INJUSTICIA NOS LLEVE AL ODIO, QUE TU MANDAMIENTO DE AMOR DICTE TODOS NUESTROS ACTOS.
QUE SEPAMOS CONSTRUIR LA PAZ VERDADERA AUN A COSTA DE NUESTRO PROPIO SACRIFICIO.
QUE SE CONSOLIDE NUESTRA ESPERANZA EN CRISTO REY, A QUIEN PROCLAMARA EL MÁRTIR ANTE EL PELOTÓN DE FUSILAMIENTO.
CONCÉDENOS LA LIBERTAD DE VIVIR BAJO EL AZUL Y BLANCO DE NUESTRO PABELLÓN Y LÍBRANOS DE LA BANDERA ROJA DE LA OPRESIÓN Y LA INJUSTICIA, YA QUE A SU SOMBRA DERRAMARA SU SANGRE NUESTRO PATRONO A CUYA INTERCESIÓN HOY ACUDIMOS.
POR JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR. AMÉN.
Héctor Valdivielso Sáez nació el 31 de octubre de 1910 en el barrio de Boedo, donde sus padres españoles se habían asentado. Sería por muy poco tiempo porque en 1914 decidieron regresar a su pueblo, Briviesca, en Burgos.
El 6 de octubre de 1926 tomó los hábitos con el nombre de Benito de Jesús.
En 1933 es destinado a Turón, en las Cuencas Mineras asturianas. Debido a las leyes de la II República española, tenía que pasar por profesor seglar, al menos de forma oficial y pública.
El 5 de octubre de 1934, Héctor, junto a siete hermanos y el padre que los acompañaba, fueron detenidos por los comunistas y llevados a la Casa del Pueblo. El 9 de octubre, a la madrugada, fueron llevados al cementerio de Turón. Luego de obligarlos a cavar una fosa común, los hicieron pararse contra la tapia del cementerio. Conscientes del final, sus últimas palabras fueron “¡Viva Cristo Rey!”.
Héctor y sus compañeros, habían muerto sin juicio previo. Aún no había cumplido los 24 años.
Los llamados “Mártires de Asturias” fueron beatificados el 29 de abril de 1990 por el Papa Juan Pablo II. Por odium fidei -esto es, por odio a la fe- habían sido martirizados, explicó el Santo Padre. Para ser elevados a la categoría de santos, debía comprobarse un milagro. Y este se produjo el mismo día de la beatificación.
Rafaela Bravo Jirón, una nicaragüense de 24 años se estaba muriendo de un cáncer de útero. Su esposo, un ex alumno del La Salle, rezó dos novenas pidiendo la intercesión de los Mártires. Al día siguiente, la mujer estaba totalmente curada. Los médicos, que horas antes la habían desahuciado, no encontraron explicaciones en la ciencia sobre lo que había ocurrido.
FIESTA: 9 DE OCTUBRE.
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