Buenos días. Jesús en el evangelio se dirige a fariseos y escribas, les intenta mover la conciencia y el corazón para que descubran el verdadero Espíritu de la ley de Dios, que no se trata de cumplir mandamientos sino de ponerlos en práctica con Amor. Ay de nosotros si no evangelizamos con el Espíritu de Dios que quiere que todos los hombres se salven. Seamos buenos y creamos en el gran Amor de Dios.
El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 42-46
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de hortalizas, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto es lo que había que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y los saludos en las plazas! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas no señaladas, que la gente pisa sin saberlo!».
Le replicó un maestro de la Ley: «Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros».
Jesús replicó: «¡Ay de vosotros también, maestros de la ley, que cargáis a los hombres cargas insoportables, mientras vosotros no tocáis las cargas ni con uno de vuestros dedos!».
Señor Jesús, estamos rodeados de normas, indicaciones, restricciones, prohibiciones, leyes, cláusulas y mandamientos. Parece que si no fuese así seríamos incapaces de vivir junto a otros y, aun así, cómo nos cuesta cumplir con lo que debemos. A veces vivimos como si preguntáramos si es o no precepto amar a los demás sin condiciones.
Señor Jesús, contemplamos cada día cómo hay personas a las que cumplir la ley les es indiferente y, por ello, se ponen en peligro a sí mismos y a todos los demás. Estamos demasiado acostumbrados a ver que muchos dirigentes y responsables incumplen con las leyes, ajustan los mandatos a las propias necesidades y son capaces de gobernar obviando las leyes y condiciones que imponen a los demás.
Señor Jesús, esos "vosotros" de los que habla el Evangelio de hoy somos también nosotros cada vez que pasamos por alto el amor de Dios. Cada vez que olvidamos que las normas y los mandamientos son, en primer lugar, para nosotros.
Señor Jesús, haz que cumplamos la ley y lo hagamos en el amor. Haz que hagamos vida tus mandamientos, en el amor. Haznos discípulos y servidores, en el amor.
Así te lo pido. Así sea.
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